Seleccionar página
La hipertensión arterial es la elevación mantenida y continua de una fuerza que se ejerce en el interior de los vasos sanguíneos por encima de unos valores que se establecen como normales. La tensión arterial es la fuerza que la sangre ejerce cuando circula por el interior de los vasos sanguíneos y hace referencia principalmente a su circulación arterial. Comprender estos conceptos puede ayudar a entender la importancia de las medidas que debemos poner en práctica para evitar sus repercusiones.

Se calcula que uno de cada cuatro hombres adultos de la población española, en torno a un 25%, padecen hipertensión arterial. Esto supone una prevalencia de enfermedad muy elevada para una enfermedad crónica no transmisible causante, entre otras, de las principales causas de mortalidad en los países occidentales como España.

También se calcula que una de cada cinco mujeres adultas de la población española, en torno a un 20%, padecen hipertensión arterial.


Tanto en mujeres como en hombres estos valores de prevalencia se incrementan a medida que van cumpliendo años y aumenta la esperanza de vida.


 

Se define la hipertensión arterial como la elevación de unos valores convenidos por la sociedad científica de 140 mm de Mercurio de tensión arterial sistólica y 90 mm de diastólica. Estos son los valores que se conocen habitualmente como tensión alta y tensión baja.

 

 

Las causas que provocan la hipertensión arterial son complejas y dependen de varios factores. Por un lado hay factores genéticos y por otro hay factores ambientales como la dieta o la inactividad física. La combinación de ambos en cada persona hace que los efectos de la hipertensión arterial sean distintos.

Se habla de hipertensión arterial primaria a aquélla cuya causa es desconocida, y en la que en cada persona influyen estos factores ambientales y genéticos de una manera distinta. Es decir, es una hipertensión sin causa específica conocida y es la más frecuente.

hipertension-cardiovascular-clinica-muin%cc%83oLa hipertensión arterial secundaria supone entre un 5 y un 15 % de las personas con hipertensión y tiene una causa identificable que la provoca. Si se identifica dicha causa, la hipertensión arterial puede ser curable como el causado por una enfermedad rara como el feocromocitoma. Es lo que se denomina como hipertensión arterial secundaria.

 

 

La hipertensión arterial no provoca síntomas habitualmente, salvo ante una emergencia hipertensiva, y esto es lo que hace tener una falsa sensación de seguridad cuando se diagnostica.


El control adecuado de la hipertensión arterial ha demostrado reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio o el ictus. Por eso es tan importante el diagnóstico precoz y el tratamiento adecuado de la hipertensión.


 

Aunque no provoca síntomas, las lesiones que la tensión arterial producen en el interior de los vasos arteriales favorece las complicaciones de los endotelios arteriales. Esto puede provocar daño en distintos órganos:

  • en los ojos
  • enfermedades del corazón como el infarto, la insuficiencia cardíaca, la angina de pecho y de manera directamente relacionada la fibrilación auricular
  • enfermedades cerebrales como el ictus o la demencia de perfil vascular
  • enfermedades renales como la insuficiencia renal
  • enfermedades en la circulación de las piernas que pueden provocar, por ejemplo, el síndrome de claudicación intermitente y que ocasiona dolor al caminar que cede en reposo y que favorece la aparición de úlceras en las piernas
¿Cómo se puede medir la tensión arterial?

La tensión arterial puede medirse en casa con unas condiciones mínimas de reposo al menos 15-20 minutos. La puede medir el propio paciente o un acompañante y este tipo de medición fuera del ámbito sanitario tiene gran importancia para el control y seguimiento de la enfermedad siempre que se realice de manera adecuada con un aparato homologado.

Se denomina AMPA o  Automedición de la Presión Arterial y es de gran utilidad para el médico porque le permite hacer un seguimiento adecuado y un mejor control de la hipertensión y del tratamiento.

Pero también se puede medir en consulta o en la farmacia por un profesional sanitario. En ambos casos debe ser después de un tiempo de reposo y con unas condiciones adecuadas para su medición.

Los profesionales sanitarios no sólo aplican el tiempo de reposo necesario, la altura adecuada del brazo medido respecto al corazón, sino el manguito de medición más indicado según el peso del paciente y valoran otros factores de riesgo cardiovascular como la obesidad o la diabetes.

 

 

En ciertas circunstancias, el médico puede proponer realizar un Holter de tensión arterial, MAPA o Monitorización Ambulatoria de la Presión Arterial que permite medir durante 24 horas con un dispositivo que se coloca en el brazo y un sistema de grabación. Se obtienen los valores de la tensión arterial durante cada hora del día y, lo que es más importante, por la noche ya que puede orientar a un patrón de mayor perfil de riesgo cardiovascular. Este perfil suele asociarse a elevación o mantenimiento de la tensión arterial en las horas nocturnas.

Así que incluso durmiendo, tu riesgo cardiovascular puede ser alto. Cuídate.