Tener una buena salud cerebral es una necesidad para cualquier ser humano. El deterioro cognitivo y la demencia son afectaciones comunes en la población, especialmente entre las personas mayores. Su impacto sobre el sistema sanitario en cuanto al coste de los cuidados que precisan, y sobre la calidad de vida de quienes la padecen son importantes. Además, no sólo afecta al enfermo sino a la familia y a los cuidadores.
Los factores de riesgo cardiovascular tan conocidos como la obesidad, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la dislipemia o exceso de colesterol y el tabaco influyen de una manera directa en las lesiones cerebrales causando complicaciones en los vasos sanguíneos del cerebro de terribles consecuencias.
Existen lesiones en el cerebro que son microinfartos, o pequeñas áreas muertas de tejido cerebral que no causan una sintomatología muy florida, pero que hacen que una persona que los padece vaya disminuyendo su capacidad para hacer las tareas diarias a las que estaba acostumbrada. En otras ocasiones, causan cefalea o dolores de cabeza, pérdida de funcionalidad del habla, de la coordinación motora o mareos. Son señales de que la buena salud cerebral se ha perdido.
Los accidentes cerebrovasculares sintomáticos o ictus, pueden asociarse a deterioro cognitivo o demencia vascular, que es distinto a la demencia Alzheimer pero que en ocasiones puede asociarse. Por eso, controlar los factores de riesgo comentados no sólo ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio, sino que puede mejorar las consecuencias en el cerebro y mantener tu salud cerebral.
Las consecuencias de alterar la salud cerebral tiene repercusiones a nivel sanitario para el enfermo. Pero además puede ocasionar graves trastornos al alterar la funcionalidad para mantener el trabajo, las actividades cotidianas, o la salud de la familia.
En casos avanzados de deterioro cognitivo, puede ser necesario precisar cuidadores domiciliarios o incluso institucionalizar al enfermo para evitar su desnutrición y poder atender a sus necesidades básicas como dar una adecuada alimentación al mayor, asearlo, vestirlo o ayudarlo a ducharse.
La función cognitiva es un componente importante del envejecimiento y predice la calidad de vida, la independencia funcional y el riesgo de institucionalización.
Dado que los factores de riesgo cardiovascular son modificables, es posible mantener la salud cerebral y prevenir la demencia durante toda la vida.
¿Cuál es la receta para mantener una buena salud cerebral?
La receta para conservar una adecuada salud cerebral es sencilla y conocida:
.- no fumar por su alto riesgo de desarrollar cáncer, así como lesiones en pequeños vasos cerebrales
.- hacer al menos 150 minutos de actividad física semanales, lo que supone media hora diaria cinco días a la semana.
.- hacer una dieta rica en frutas, verduras y pescado, equilibrada, evitando productos procesados y ricos en grasas.
.- mantener el peso en su nivel óptimo, evitando la obesidad
.- controlar la tensión arterial en un nivel < 140/90 mm Hg.
.- vigilar el colesterol para que esté por debajo de 200 mg/dl, o lo que es mejor, controlar que el LDL o “colesterol malo” sea inferior a 120 mg/dl.
.- mantener los niveles de azúcar en ayunas por debajo de 110 mg/dl para evitar la intolerancia a los carbohidratos o a 126 MG/dl para evitar la diabetes mellitus.
Hay muchas formas de mantener la salud cerebral a un nivel óptimo, con actividades intelectuales adaptadas a las posibilidades y preferencias de cada uno: sudokus, sopa de letras, crucigramas, actividades intelectuales variadas.
Pero la simple lectura del periódico a diario, acudir a clases o a museos puede ayudar a los mayores a estar conectados con su entorno y a mejorar su salud cerebral.
Promocionar la salud cerebral y cardiovascular y prevenir las enfermedades cardiovasculares está de tu mano, y no es tan difícil. Tu médico puede ayudarte pero la responsabilidad es tuya.
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