Aunque desde hace un par de años, todos los productos alimentarios envasados deben tener etiquetas nutricionales informando obligatoriamente sobre los beneficios que aportan, distintos trucos han ido apareciendo en las etiquetas de los envases para influir en el comprador. Lo más habitual es que hagan mención sobre aspectos relacionados con la salud o sobre su elaboración artesanal. Pero también es frecuente el uso de imágenes de frutas y verduras, considerados como alimentos saludables, en productos que apenas los contienen. O elaborados con cereales de grano entero para indicar que contienen fibra.
Los trucos que utiliza la industria alimentaria intentan transmitir una imagen favorable de los productos elaborados. O al menos pretenden desconcertar al consumidor para favorecer su compra.
Probablemente, aspectos legales no bien definidos en la normativa actual permiten un resquicio legal que al menos evita prohibir los textos que podemos ver al hacer una compra saludable.
Los trucos que utilizan a veces confunden. Por ejemplo, poner que un producto es artesanal permite dar la idea de una elaboración más saludable, con una menor transformación industrial y favorece su adquisición en la cesta de la compra.
Resulta interesante aprender a leer las etiquetas nutricionales, ya que la salud de una familia empieza en el supermercado donde habitualmente hace la cesta de la compra. Y a lo mejor, esa elaboración artesanal no evita que se use una cantidad excesiva de sal o de grasas trans, elementos dañinos para la salud cardiovascular y que se relacionan directamente con el infarto de miocardio.
Lo mismo sucede cuando la etiqueta nutricional pone que un producto es natural, a pesar de que su elaboración sea industrial. O que ha sido elaborado con aceite de oliva, sin poner la cantidad que contiene.
También es frecuente que ciertas bebidas o productos lácteos pongan en su etiqueta nutricional imágenes de frutas cuyo contenido real es testimonial.
En el caso del pan, pasta o galletas es habitual poner mensajes sobre su elaboración con cereales de grano entero para destacar que tiene un alto contenido en fibra.
Y si además ponen de elaboración artesanal, intentan confundir sobre unos alimentos que tienen un proceso industrial como base de su elaboración.
En el Reglamento de etiquetado, presentación y publicidad de productos industriales para venta directa a consumidores y usuarios conviene saber que el artículo 6 contiene ciertas informaciones:
1.- Todos los productos puestos a disposición de los consumidores y usuarios deberán incorporar, llevar consigo o permitir de forma cierta y objetiva una información eficaz, veraz y suficiente sobre sus características esenciales.
2.- No dejarán lugar a dudas respecto de la verdadera naturaleza del producto.
3.- No inducirán a error o engaño por medio de inscripciones, signos, anagramas o dibujos.
4.- No se omitirán o falsearán datos de modo que con ello pueda inducirse a error o engaño al consumidor o propicien una falsa imagen del producto.
5.- No contendrán indicaciones, sugerencias o formas de presentación que puedan suponer confusión con otros productos.
6.- Declararán la calidad o calidades del producto o de sus elementos en base a normas específicas de calidad, cuando dichas normas existan.
7.- Advertirán de la peligrosidad que tiene el producto o sus partes integrantes, cuando de su utilización pudieran resultar riesgos previsibles.
Este artículo se lo saltan muchas empresas alimentarias gracias a la falta de definiciones legales, y a la necesidad de resultados económicos por encima de la honestidad.
Conviene que cada uno de nosotros sepamos leer de una manera adecuada las etiquetas nutricionales, y no nos dejemos llevar por inapropiadas recomendaciones. La salud de tu familia empieza en la compra, y conviene leer adecuadamente todos los integrantes del producto.
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