El patrón alimentario tiene en cuenta los distintos patrones de consumo de alimentos y la hora del consumo de las comidas y parece que pueden influir en la obesidad. Son preguntas que intentaron encontrar respuesta en el estudio ANIBES que valora datos antropométricos, consumo de macro y micronutrientes, práctica de actividad física, datos socioeconómicos y estilos de vida en España. Este estudio podría ofrecer conclusiones sobre el patrón de consumo de alimentos y la hora a la cual se realizan con la influencia en el peso excesivo asociado a la obesidad.
La prevalencia de obesidad se incrementa cada año a nivel mundial. Según el estudio ENPE (2015) que valora la obesidad en población adulta realizado en España, 6 de cada 10 personas adultas presentan sobrepeso u obesidad. Si se valora la obesidad y su evolución mundial en los últimos 40 años, se puede apreciar que el incremento es independiente del nivel socioeconómico de cada país. La complicación está en sus repercusiones en la calidad de vida y en las comorbilidades asociadas como el ictus, el infarto de miocardio, …. y quizás existan formas seguras para perder peso.
Además de las enfermedades con las que se relaciona a nivel cardiovascular o algunos tipos de cáncer, también se asocia la obesidad con la hipertensión arterial, la diabetes tipo 2 o la dislipemia. Estas tres enfermedades dependen de un patrón alimentario concreto en el que el consumo de una dieta inadecuada es evidente y científicamente demostrado.
Los cambios en el patrón alimentario y de actividad física son tratamientos esenciales en las estrategias de reducción del peso, aunque no todas son efectivas. Se ha propuesto que algunos tipos de dieta como las que son bajas en calorías, con proporciones variables de grasas, proteínas o carbohidratos, dietas antiinflamatorias,… podrían mejorar los factores de riesgo asociados a la obesidad.
Todas estas dietas pueden tener el problema de su mantenimiento prolongado en el tiempo.
Lo que sí se publicó en la prestigiosa de mayor impacto en las revistas científicas médicas como es el New England Journal of Medicine, es que mantener 3 tipos de dietas 8, 12 y hasta 16 años mejoraba el riesgo de mortalidad. Las tres dietas estudiadas eran una dieta vegetariana alternativa, una dieta baja en sal conocida como dieta DASH o una dieta Mediterránea. Esta última era la que mejores parámetros conseguía si se mantenía en el tiempo como hábito de salud.
Parece evidenciado que una dieta con un patrón alimentario rico en carnes rojas y procesadas, cereales procesados, dulces y azúcares refinados típicos de las dietas occidentales podrían estar en la base de su asociación con la obesidad.
Y también parece evidenciado que un patrón alimentario que se caracteriza por un consumo elevado de frutas, verduras, cereales integrales, pescado y carnes blancas o bajas en grasas, podría facilitar el mantenimiento del peso y tener menos consecuencias metabólicas.
Pero por otra parte, estudios recientes sugieren que comer en el momento adecuado o no, restringir ciertas horas de comida por su picoteo, conocer momentos de consumo de ciertos macronutrientes a una hora del día, e incluso la variedad de los mismos puede influir en el consumo de energía total diaria, en la regulación de la adiposidad y en el peso corporal.
Algunos comportamientos asociados al patrón alimentario como saltarse el desayuno, comer la mayor parte del consumo energético diario por la noche, comer con mayor frecuencia fuera de casa, mayor consumo de snacks o frecuente picoteo se asocian a mayor riesgo de obesidad, sobrepeso o de consecuencias metabólicas adversas. Sin embargo, este tipo de patrón alimentario precisa más estudios para comprender en profundidad esta relación.
Según las conclusiones del estudio ANIBES las estrategias dirigidas a modificar un patrón alimentario podrían reducir la obesidad central de la población. Esto implicaría:
- Consumir al menos 4 comidas diarias. Se recomiendan 3 comidas principales al desayuno, comida y cena, con dos pequeños recesos a media mañana y merienda.
- Esas breves comidas a media mañana y media tarde hacen llegar a la siguiente comida con menos hambre al estar medianamente saciados, y deben proveer menos del 15% de la cantidad diaria total de energía.
- Consumir al desayuno menos de un 25% de la energía total diaria ingerida.
- Los datos de cronobiología favorecen que la comida del mediodía debería ser a las 14 horas, con un consumo de aproximadamente el 35% de la energía total diaria.
Otra conclusión interesante es que las personas que presentaban obesidad dormían menos tiempo. Estas personas presentaban mayor tendencia a padecer apnea del sueño y obesidad abdominal.
Teniendo en cuenta que quienes padecen estas enfermedades presentan menores niveles de leptina y mayores de grelina, dos hormonas vinculadas con la estimulación del apetito y la ganancia de peso, la regulación del patrón alimentario puede ser una explicación de alguno de los trastornos asociados a la dieta como es la obesidad.