El cáncer representa en España la segunda causa de mortalidad después de las enfermedades del sistema circulatorio. Todos conocemos a personas que padecen cáncer, y a veces tenemos dudas sobre unas pautas de nutrición adecuadas durante su fase de tratamiento y posteriormente. Una adecuada alimentación es primordial para ayudar en su recuperación, y en mantener su calidad de vida.
La propia enfermedad y los tratamientos agresivos que precisa en forma de intervenciones quirúrgicas, radioterapia o quimioterapia favorecen el alto índice de desnutrición presente en oncología.
Aunque no hay una pauta única en nutrición, podemos tener en cuenta las peculiaridades de esta enfermedad para dar unos consejos generales que pueden ayudar a una correcta y saludable alimentación.
¿Por qué no es adecuada la nutrición en el enfermo de cáncer?.
Además de otras enfermedades que puede padecer el enfermo de cáncer, los tratamientos que precise y el propio proceso tumoral inciden sobre una mayor frecuencia en la aparición de desnutrición.
Se pueden establecer varias causas de desnutrición:
.- Por alteración de la absorción de nutrientes que deberían llegar a la sangre, a partir de los alimentos ingeridos.
.- Por anorexia o falta de apetito, que conlleva un déficit en el aporte de nutrientes y energía, por debajo de los niveles recomendados. A veces la causa pueden ser distintas sustancias que produce el propio tumor, y que evitan los beneficios que aporta una cocina saludable.
.- Por aumento del metabolismo del propio tumor que conlleva un mayor consumo de energía y nutrientes.
Si suceden estas cuestiones que acabamos de comentar se produce un adelgazamiento extremo del enfermo que puede conducir a su fallecimiento en uno de cada 3 casos. Es lo que se conoce como caquexia, y que hace que los enfermos estén extremadamente delgados. A la pérdida de masa grasa muy visible en la cara, le sigue una pérdida de masa muscular y fuerza que se conoce como sarcopenia. En estos casos, conviene valorar en oncología la importancia de los suplementos nutricionales.
Al mismo tiempo se producen una serie de cambios metabólicos que producirán naúseas, vómitos, malestar general y cansancio. Y que también causan disminución de la ingesta.
Como consecuencia de estos cambios corporales, la calidad de vida del enfermo de oncología disminuye y puede llegar a precisar ayudas de otras personas para realizar sus tareas más cotidianas y básicas como el aseo, el vestido o la alimentación.
Pero existen otros problemas que afectan a una adecuada nutrición en enfermos de oncología. Además de problemas de masticación y deglución, también puede existir una alteración en los órganos de los sentidos, y que producen alteración en el sabor y olor de los alimentos.
Cambios en la percepción sensorial de los alimentos.
Puede suceder que aunque estos enfermos tengan ganas de comer, no les apetezca por su estado de ánimo y por una mala característica organoléptica de los alimentos. No los perciben como siempre, ni les sabe igual que siempre. Esto es más acusado cuando están recibiendo quimioterapia, o si reciben radioterapia en la zona del cuello y la boca. Y no siempre es debido al envejecimiento, que también influye en una adecuada nutrición.
La percepción en los sabores de un alimento influyen los receptores de la mucosa lingual, los del sentido del olor y los del tacto. Sin olvidarse de una adecuada presentación del plato que atraiga al comensal para degustarlo.Ciertos enfermos tienen tendencia a tener boca seca, por falta de saliva como consecuencia de la inflamación de la mucosa de la lengua o de la boca. Es lo que se conoce como xerostomía, y puede alterar la deglución, la masticación, el sabor de los alimentos, causar mal olor o halitosis, y en definitiva empeorar una adecuada nutrición.
En estos casos se recomienda:
.- Beber abundantes líquidos en pequeñas tomas a lo largo del día hasta alcanzar los 2-3 litros. Puede ser agua, infusiones, consomés, sopas, caldos,…
.- La ingesta de purés, cremas o sorbetes a temperatura ambiente o ligeramente frescos pueden aliviar las molestias orales.
.- También deben evitarse alimentos secos, pegajosos, picantes o fibrosos.
Recomendaciones básicas de nutrición en oncología.
Lo que se pretende al establecer una adecuada nutrición, es mantener un buen estado nutricional del enfermo, con una adecuada hidratación y peso. Si está bien nutrido, es más fácil que tolere los efectos secundarios del tratamiento así como complicaciones que puedan aparecer (infecciones, diarrea, náuseas, malestar, cansancio,…).
Si un enfermo se nutre bien, puede tener una mejor calidad de vida. Y la idea recomendada es mantener una dieta saludable, rica en frutas y verduras, equilibrada y variada. Sin olvidarse de una adecuada actividad física, según la situación funcional de cada uno.
Aproximadamente un 50-55% de las calorías diarias deberían aportarlos los hidratos de carbono, un 30% las grasas y en torno a un 15-20% las proteínas.
El consumo de cereales debe ser una prioridad por la fibra que aportan y que ayudan a evitar problemas de estreñimiento. Las proteínas deben ser de alto valor biológico, y la carne de ternera o el pescado son una buena fuente. Además, el pescado azul aporta ácidos grasos omega 3 muy saludables.
Los hidratos de carbono deben ser de cadena larga presente en pastas, pan o patatas, evitando consumir más de 25 gramos diarios de azúcares refinados.
Los lácteos son la principal fuente de calcio, y salvo intolerancia digestiva deben consumirse a diario.
El aceite de uso recomendado es el de oliva virgen extra, y los cereales deben ser integrales evitando los refinados.
Como hemos visto en otras ocasiones, la pirámide nutricional recomendada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria es la guía del consumo de alimentos en raciones diarias recomendadas.
¿Qué podemos hacer si un enfermo que acude a oncología presenta náuseas o vómitos?.
Las náuseas y los vómitos son síntomas que aparecen en 3 de cada 4 pacientes, y pueden alterar una adecuada nutrición del enfermo. No sólo por no poder ingerir alimentos, sino por la pérdida de sales e iones en el vómito. Esto es más frecuente durante las fases de tratamiento quimioterápico, así como en enfermos que padecen diabetes, insuficiencia cardiaca o renal.
En casos de tumores abdominales, por crecimiento de la masa tumoral se puede comprimir las asas intestinales y producir una suboclusión u oclusión intestinal cuyo síntoma principal son los vómitos.
La quimioterapia puede llegar a afectar al centro del vómito presente en el tronco cerebral, e inducir vómitos continuos. Determinados agentes quimioterápicos tienen mayor capacidad de influencia en dicho centro, mientras que otros no lo producen. Pero es posible que incluso se deba interrumpir el ciclo de administración.
Lo que se recomienda en estos casos es :
.- fraccionar la comida en 6 comidas pequeñas en vez de las tres comidas principales a las que estamos habituados.
.- evitar comer alimentos con olores fuertes que pueden desencadenar el reflejo del vómito, así como grasos o muy condimentados.
.- comer cada pocas horas alimentos secos secas como pan, galletas o tostadas.
.- preferir alimentos templados o fríos, en vez de alimentos calientes.
Todas estas recomendaciones serán más eficaces si se hacen con alimentos o comidas que les gusten más.
Recomendaciones de nutrición en el enfermo de cáncer con diarrea.
En los enfermos de cáncer que acuden a sesiones de tratamiento en las plantas de onocología, las causas de diarrea pueden ser muy variadas. En todo caso, el aumento del número de deposiciones diarias o el cambio en la consistencia de las heces, que se convierten en blandas, semilíquidas o líquidas, obliga a unas recomendaciones. Estas son similares a cuando se enfrenta uno a un cuadro de gastroenteritis, si bien podemos puntualizar que estos enfermos deben consumir mayor cantidad de líquido del habitual (líquidos sin gas y a temperatura ambiente.
Además:
.- conviene tomar alimentos astringentes como arroz, compota, plátano, puré de patata y zanahoria, pescado o pollo cocido,…
.- deben tomar alimentos ricos en potasio como plátanos o patatas.
.- limitar el consumo de leche dada la intolerancia a la lactosa que puede existir, aunque pueden tomarse yogures (no más de 2 diarios).
En todo caso, y dada la delicada situación por la que pueden pasar cada uno de estos enfermos de oncología, se podría entender que a estas orientaciones para una correcta nutrición se asocie cierta libertad en su aplicación, con licencia para algún ocasional “regalo alimentario”. Por supuesto, evitando el alcohol y el tabaco.
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