En el Día Nacional de la Nutrición, es probable que nos paremos a pensar un poco más en lo importante que ésta es en nuestra salud. Pero al cabo de un tiempo más o menos corto, lo más probable es que nos olvidemos y volvamos a los hábitos poco sanos de alimentación. Los seres humanos precisan de una alimentación variada y equilibrada para que nuestro organismo funcione de manera correcta.
Una alimentación variada supone comer todo tipo de alimentos incluyendo carnes, pescados, huevos, legumbres , frutas y verduras. Hay otro tipo de alimentos en las distintas pirámides de las sociedades de nutrición en los que existe más o menos controversia, como sucede con el alcohol, las carnes procesadas, los productos con azúcares refinados,…
Como se ha demostrado con la dieta Mediterránea, lo importante es la conducta y el patrón de consumo de alimentos más que el consumo en sí de unos u otros. De hecho, no comemos grasas, proteínas o hidratos de carbono, sino alimentos cuya composición interacciona entre sí y “corrige” o modifica la carga genética de cada uno de nosotros en aspectos fundamentales de nutrición.
Esto es lo que puede explicar por qué unas personas comen la misma comida que otros, hacen la misma actividad física pero unos están obesos y otros no. Aunque pueda parecer una manera simple de ver las cosas, la complejidad de interacción de los nutrientes con los genes y otros factores como la microbiota, obliga a estudiar y valorar nuevos estudios de nutrición analizando la flora bacteriana de nuestro intestino en relación con la obesidad, la diabetes tipo 2, el riesgo cardiovascular,…
Además, la dieta debe ser saludable y equilibrada lo que significa aportar unas raciones que se ajusten a las necesidades y gasto energético de cada persona. No es lo mismo comer la misma cantidad de alimentos en una persona que hace un esfuerzo físico mantenido y constante pero elevado, que una persona sedentaria en la que el sedentarismo es su condición de vida (subir por ascensor, desplazarse siempre en vehículos, ver la televisión largas horas o trabajar en el ordenador todos los días sin hacer ejercicio físico,…).
Aunque los nutrientes de los alimentos son necesarios en el metabolismo de nuestro organismo, en exceso pueden tener sus complicaciones. A modo de repaso conviene saber que:
– Los hidratos de carbono aportan energía, por lo que son necesarios para poder hacer la actividad física habitual. En las personas con diabetes tipo 2 son importantes los de cadena larga para poder evitar subidas glucémicas que deterioren la capa interna o endotelio de los vasos sanguíneos. Al fin y al cabo, son necesarios para mantener una glucemia mantenida que evite hipoglucemias con la toma de medicamentos para la diabetes.
Estos principios inmediatos se encuentran en los cereales con los que se elabora el pan o la pasta, las legumbres, los tubérculos, las frutas, verduras y el azúcar en otros tipos de alimentos.
.- Las proteínas son necesarias para conformar las estructuras de los tejidos, los huesos, los músculos, y para que el sistema inmunitario que nos defiende de infecciones actúe de manera adecuada. Se encuentra principalmente en alimentos de origen animal como carnes, pescados y huevos, pero podemos encontrarlos en verduras, frutos secos y legumbres.
.- Las grasas también proporcionan energía, pero tiene tendencia a acumularse en el cuerpo si no es adecuadamente gastada por la actividad física cotidiana.
Además, algunos tipos de grasas tienen tendencia a acumularse en el interior de las arterias y causar multitud de problemas cardiovasculares que son la principal causa de mortalidad en nuestro país (infartos de miocardio, accidentes vasculares cerebrales,…). Las grasas saturadas aumentan el nivel del colesterol LDL que de manera habitual se conoce como “malo”, y suelen estar presente en alimentos de origen animal y en la bollería industrial. Las grasas monoinsaturadas incrementan el nivel del colesterol “bueno” o HDL, y abundan en el aceite de oliva y en los frutos secos.
.– Las vitaminas y los minerales son necesarios para todas las funciones metabólicas del organismo, y suelen encontrarse repartidas en casi todos los grupos de alimentos en pequeñas cantidades, si bien abundan en frutas, verduras, hortalizas, legumbres, carnes y pescados.
Ningún alimento contiene todos los macro y micronutrientes necesarios para el organismo, por eso deben consumirse todos los grupos alimentarios. La variedad de nuestra alimentación, su equilibrio y moderación para no provocar excesos o carencias de nutrientes es el modelo más recomendado de dieta que se debe seguir.
Una alimentación saludable debe contener la cantidad necesaria de todos los nutrientes como para cubrir las necesidades energéticas del organismo (hidratos de carbono y grasas). No debería haber carencias de grupos alimentarios salvo que exista intolerancia o alergias (como sucede con lácteos, huevos o ciertas frutas).
La cantidad de cada uno de ellos debe aportar una estimación de energía aproximado del 55 % en hidratos de carbono, un 30-35 % de grasas y un 15-20 % de proteínas.
Con los gráficos de las sociedades científicas como la SENC, se transmite una información a la población con la intención de favorecer consumir las cantidades necesarias de cada grupo de alimentos y favorecer una adecuada nutrición.
Los estudios científicos demuestran los beneficios que la dieta Mediterránea aporta para la salud cardiovascular. Se trata de una dieta con un mayor consumo de frutas, verduras y hortalizas, pescado sobre carne, frutos secos, cereales y aceite de oliva, con un consumo moderado y regular de alcohol. Todos los beneficios aportados se consiguen manteniendo una actividad física adecuada y regular.
Pero también la dieta Atlántica permite beneficios para la salud, basándose en un consumo de carnes, legumbres, verduras, pescados, patatas, en las que al igual que en la dieta Mediterránea se promueve un consumo de cercanía, con productos de temporada, más sabrosos, llenos de sabor y vitaminas y económicos.
Seguir una dieta saludable no tiene por qué ser costosa. Debe ser un patrón de consumo habitual y regular, y en caso de hacer una excepción un día, retomarlo al día siguiente. Es necesario recordar que la actividad física regular es un complemento necesario y valiosísimo para que la nutrición saludable lo sea al máximo nivel.
Así que ya sabes, ve a tu plaza o tienda más próxima y pregunta por los productos de temporada. Tu salud empieza en la tienda, y además tu bolsillo lo agradecerá.
Trackbacks/Pingbacks