La gota es una enfermedad articular habitual en nuestra sociedad, aunque los nobles y reyes de hace siglos ya la padeciesen. Hay algunas referencias a esta enfermedad en escritos de Hipócrates o en papiros de los egipcios, pero quizás el caso más conocido haya sido el del rey Carlos V. Un gran consumidor de carne de caza, que en su época sólo estaba al alcance de los más poderosos.
La gota es una enfermedad que consiste en un exceso de producción de metabolitos de las proteínas de origen animal, aumentando los niveles de ácido úrico en sangre y en las articulaciones, que genera cristales de urato monosódico y ocasiona signos inflamatorios en las articulaciones afectadas: calor, dolor y rubor.
Seguir una dieta saludable es la mejor garantía para prevenir un ataque de gota. Clínicamente se diagnostica cuando hay signos inflamatorios en una articulación, la del primer dedo del pie a nivel metatarso-falángico es la más común. Pero no sólo se debe seguir una dieta equilibrada y sana, sino beber abundante agua a diario para evitar la concentración de cristales en sangre y en el líquido periarticular.
De esta manera se evita que precipiten y formen cristales, ocasionando una inflamación articular localizada.
Cuando hablamos de seguir una dieta sana o saludable podemos pensar en algunas dietas tradicionalmente conocidas como la dieta Mediterránea. Aunque la dieta atlántica también se caracteriza por consumir productos frescos locales, quizás contenga una mayor cantidad de carne.
Pero una dieta saludable no significa que debamos evitar totalmente la carne o el marisco, alimentos ricos en purinas, sino que debemos consumir una mayor proporción de frutas, verduras y legumbres. La dieta antiinflamatoria es otra sana opción para reducir componentes inflamatorios
¿Qué alimentos debo evitar si padezco gota?
Los alimentos más ricos en purinas, que son derivados de las proteínas animales son las carnes rojas, las vísceras, el marisco y el alcohol.
Las carnes rojas presentan mayor concentración de mioglobina como es el caso de la carne de vacuno, de cerdo, cordero y las carnes de caza.
Las vísceras son partes animales no sólo ricas en purinas sino en grasas que deben ser evitadas para no aumentar la concentración de colesterol en sangre y ocasionar un infarto de miocardio o un ictus, por ejemplo.
El marisco es otro típico alimento rico en uratos, y su consumo debe ser ocasional.
Aunque el alcohol, en forma de cerveza o vino y dentro de un consumo moderado y equilibrado está incluido en la dieta Mediterránea, algunos estudios relacionan las crisis de gota con las dietas ricas en estos tipos de bebidas fermentadas así como en bebidas destiladas.
Aunque estos alimentos abundan en la dieta de las personas que padecen gota, no siempre justifican todos los casos. Existen ciertas enfermedades que producen una mayor cantidad de purinas por degradación celular, como sucede en la psoriasis, algunos tumores o cánceres, en la insuficiencia renal o en estados de deshidratación.
Pero no siempre que tengas un ataque de gota debes pensar en estas enfermedades, ya que algunos medicamentos también la pueden desencadenar, por ejemplo, los diuréticos, el etambutol, o los quimioterápicos.
Lo más habitual es asociarla a una dieta con pocos líquidos y muchas proteínas de origen animal cuyo consumo se debe moderar. Es preferible consumir menos proteínas de origen animal y más proteínas de origen vegetal como las que aportan las legumbres o las verduras.
¿Cómo puedo evitar un ataque de gota?
Además de la dieta baja en purinas que hemos comentado, conviene consumir abundantes líquidos. Preferiblemente entre 2 y 3 litros de agua, aunque podemos considerar que los líquidos sin gas como los consomés, las sopas y caldos o las infusiones cuentan dentro de esa cantidad diaria.
Realizar ejercicio físico regular y evitar el sedentarismo puede ayudar a disminuir la probabilidad de complicaciones en la gota, y a sentirse bien, mejorando la actividad articular.
Conviene mantener un peso adecuado, evitando el sobrepeso y la obesidad. Las personas con sobrepeso u obesidad suelen tener más tendencia a aumentar el ácido úrico en sangre, y esto favorece que precipiten en las articulaciones causando un ataque de gota.
¿Qué hacer ante un ataque de gota?
Quizás la primera crisis de gota no la reconozca. Suele hincharse y doler la primera articulación del dedo gordo del pie, pero puede haber otro tipo de dolores articulares: en las rodillas, en las manos o en la planta de los pies. En este primer caso conviene consultar con el médico para diagnosticarlo y diferenciar de otras causas de dolor articular.
El tratamiento suele ser con antiinflamatorios o corticoides reservando los medicamentos que bajan los niveles de ácido úrico en sangre, como el alopurinol, para una situación posterior más estable manteniendo los niveles bajos en sangre. Estos fármacos disuelven los cristales de urato y reducen su nivel en el líquido de las articulaciones y de sus tejidos.
El control periódico del ácido úrico permite conocer la necesidad de mantener tratamientos que reducen sus concentraciones en sangre. Por eso, si llevas una vida sana y activa no deberías preocuparte ni una gota….por la gota¡¡