Los bulos sobre alimentos son muy habituales. Quien los inicia y quien los continúa y magnifica es generalmente alguien desconocido. Entre los bulos más conocidos están los relacionados con el chocolate o las harinas que repasaremos a continuación.
Aunque ya hemos hablado en otras ocasiones sobre bulos en alimentación, en las frutas, hoy repasamos dos bulos interesantes: el referido al chocolate y la harina.
Realmente, ¿es malo el chocolate?
El chocolate se obtiene a partir de la mezcla de azúcar con dos productos derivados de la manipulación de las semillas del cacao: la pasta de cacao y la manteca de cacao.
A partir de estas materias se elaboran distintos tipos de chocolate, cuya composición depende de la proporción de estos elementos en relación con la leche, los frutos secos, la vainilla o la canela con los que se mezcla.
El chocolate es un alimento con alto contenido de grasas (en torno a 31 gramos de grasa por cada 100 gramos de chocolate) y azúcares (unos 56 gramos de azúcar por cada 100 gramos de chocolate).
Este contenido elevado en grasa y azúcar es responsable de su alto valor energético, ya que por cada 100 gramos de chocolate se aportan unas 500 kcal.
La proporción de manteca de cacao varía según sea chocolate blanco con una alta proporción, hasta chocolate negro con un porcentaje de cacao próximo al 70% que presenta menor cantidad de manteca.
El chocolate es un producto muy calórico y no saciante por no contener fibra, por lo que debemos tener en cuenta este aspecto para evitar la obesidad o sobrepeso, o el aumento de colesterol en sangre. Su consumo diario no es recomendable.
Así pues, el consumo ocasional de chocolate no supone ningún riesgo pero un consumo habitual puede tener consecuencias negativas en tu estado de salud: obesidad, dislipemia o caries y aumento del riesgo cardiovascular.
Y sobre bulos en harinas, ¿cuál es la mejor harina?.
Hay distintos tipos de harinas elaboradas a partir de granos de trigo, maíz, centeno, almendra, arroz, garbanzo, etc, pero ¿cuál es la mejor en la composición del pan o de otros productos?.
Las gliadinas son unas proteínas presentes en cereales como el trigo, centeno, avena o cebada, y son responsables de la celiaquía o enfermedad celíaca. El arroz y el maíz son los cereales alternativos en estos casos
Si valoramos las distintas harinas más comunes en el mercado, podemos destacar que:
.- La harina de trigo contiene por cada 100 gramos: 364 kcal – grasas totales 1 g – proteínas 10 g – sodio 2 mg – potasio 107 mg – hidratos de carbono 76 g – fibra alimentaria 2,7 g.
.- La harina de maíz contiene por cada 100 gramos: 370 kcal – grasas totales 1,8 g – proteínas 7 g – sodio 7 mg – potasio 142 mg – hidratos de carbono 79 g – fibra alimentaria 3,9 g.
.- La harina de almendra contiene por cada 100 gramos: 604 kcal – grasas 49,4 (monoinsaturada 31,3 g y poliinsaturada 11,9 g) – proteínas 20 g – sodio 1 mg – potasio 710 mg – hidratos de carbono19 g – fibra alimentaria 11,5 g.
.- La harina de arroz contiene por cada 100 gramos: 366 kcal – grasas totales 1,4 g – proteínas 6 g – no contiene sodio – potasio 76 mg – hidratos de carbono 80 g – fibra alimentaria 2,4 g.
.- La harina de garbanzo contiene por cada 100 gramos: 387 kcal – grasas totales 7 g – proteínas 22 g – sodio 64 mg – potasio 846 mg – hidratos de carbono 58 g – fibra alimentaria 11 g.
.- La harina de avena contiene por cada 100 gramos: 68 kcal – grasas totales 1.4 g – proteínas 2,4 g – sodio 49 mg – potasio 61 mg – hidratos de carbono 12 g – fibra alimentaria 1,7 g.
Por tanto, no son recomendables las harinas con alto contenido en sodio (como son las del garbanzo, avena o maíz) en pacientes hipertensos o con enfermedad cardiovascular. El consumo diario recomendado es como máximo de 2 gramos al día de sodio o 5 gramos de sal.
Así mismo, no son recomendables las harinas con alto contenido en potasio (como son las del garbanzo, almendra o maíz) en pacientes con enfermedad renal crónica, sino que se recomienda una dieta baja en sodio.
En personas con sobrepeso u obesidad no se deben consumir harinas con alto contenido calórico (almendra, garbanzo, maíz) aunque ese va a depender de la cantidad consumida.
Los pacientes celíacos no deben consumir harinas con contenido en gluten (trigo, centeno, avena y cebada).
Así pues, no hay una harina mejor que otra, sino que la cantidad de su consumo y las enfermedades previas del consumidor marcarán si puede o no tomarlas….sin olvidar tu actividad física para mantener tu peso más saludable.