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La leche es un alimento básico desde el punto de vista nutricional. Las condiciones higiénicas desde que se iniciaron los procesos de industrialización en los años 50 del pasado siglo, así como la investigación para enriquecer este alimento han supuesto que sea imprescindible en las despensas de nuestras casas. Estos dos factores también han contribuido a mejorar el nivel de salud de la población ya que se trata de un alimento asequible, de vida prolongada y aceptado en la alimentación diaria desde niños a mayores.


En el marco de una dieta saludable, variada y equilibrada, la leche supone una importante fuente de proteínas, vitaminas y minerales. Por su alta aceptación y penetración en hogares y en locales de restauración colectiva, supone un excelente vehículo para aumentar la ingesta de determinados nutrientes.
En el contexto de esta dieta, se deben consumir entre 2 y 3 raciones diarias de leche o derivados lácteos, aunque esta cantidad puede variar en función de la edad y situación fisiológica. Así, los adolescentes y las mujeres pueden requerir hasta 4 raciones diarias para aumentar el pico de masa ósea y evitar las pérdidas que suceden con la edad y que pueden desembocar en osteoporosis a edades más avanzadas.

leche clinica do muiño
Entendemos por una ración de leche, un vaso de 200 ml. En el caso de los derivados lácteos, una ración puede ser un yogur de 125 gramos, una porción de queso fresco de 100 gramos o 40 gramos de queso normal.


Las proteínas que aporta son de alto valor biológico porque contiene aminoácidos esenciales, es decir, no pueden ser elaborados por el organismo y sólo se pueden adquirir mediante los alimentos. De esta manera, se complementan las proteínas que aportan otros alimentos como las legumbres o los cereales así como la carne de vacuno, entre otros. Algunas proteínas que contiene la leche son bioactivos con propiedades beneficiosas para el sistema inmunitario, cardiovascular y digestivo.


La leche es la principal fuente de calcio, no sólo por su contenido sino por su alta biodisponibildad. Esto significa que además de contener una gran cantidad en un vaso de leche, existen otras moléculas que hacen a ese calcio estar más disponible para fortalecer huesos y dientes: la caseína, la vitamina D o el fósforo se encargan de que así ocurra.

Estudios recientes demuestran que las grasas presentes en la leche pueden beneficiar al sistema cardiovascular. Su contenido en ciertos ácidos grasos saturados permite cumplir la cantidad de los mismos en la dieta habitual y que no deben ser confundidos con los ácidos grasos trans de la bollería obtenidos por hidrogenación durante los procesos industriales. Estos últimos están presentes en la bollería industrial que debe limitarse en su consumo. Los ácidos grasos trans de la leche son naturales y se elaboran en el estómago de la vaca y la oveja principalmente, aunque aparecen en todos los estómagos de rumiantes.


El contenido en ácidos grasos insaturados confiere a la leche una importancia destacada como fuente de los mismos, y que se asocian a una mejor salud cardiovascular, evitando problemas serios como un infarto de miocardio. Conviene recordar que la principal fuente de ácidos grasos monoinsaturados es el aceite de oliva virgen extra que se debe utilizar en cocina saludable. Y la fuente de ácidos grasos poliinsaturados es el pescado azul.

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La leche enriquecida con ácidos grasos omega-3 supone un valor añadido a las cantidades que ofrece el alimento normal.
Gracias a la investigación, se han podido reducir los contenidos de las grasas presentes en las leches desnatadas y semidesnatadas. En personas con problemas de colesterol o triglicéridos en sangre, este tipo de leche son más recomendables ya que permiten no elevarlos en exceso en sangre al mismo tiempo que permite disfrutar de todos los beneficios de la misma.
En general, los requerimientos de nutrientes en cada grupo poblacional para mantener una salud adecuadas están bien descritos. En el caso de las grasas, los estudios indican que el porcentaje de energía suministradas por los lípidos de la dieta y el de grasas saturadas, en particular, están por encima de las recomendaciones. Sin embargo, la ingesta de ácidos grasos omega-3, calcio, vitamina D y ácido fólico están por debajo de lo recomendado. La leche natural puede ser una excelente solución a este problema nutricional.
Diversos estudios llevados a cabo con leche enriquecida con ciertos nutrientes como calcio, vitamina D, ácidos grasos omega-3 y fibra dietética soluble, han demostrado resultados positivos en relación con el mantenimiento de la salud ósea, en la mejora de factores de riesgo cardiovascular y salud digestiva. Mejor si se complementa con una actividad física mantenida y aeróbica que debería inculcarse a nuestros hijos desde los primeros años de vida. 

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También han mostrado resultados positivos los estudios realizados con leches bajas en contenido de lactosa, en quienes la intolerancia digestiva puede llevar a su falta de consumo.

En cualquier formato de presentación de la leche, y para cualquier edad, recuerda incluirla en tu dieta habitual.