Beber. A veces nos preguntamos aspectos sobre una adecuada hidratación. ¿Cuánto debo beber?. Aunque sea difícil unificar criterios, la cantidad recomendada de líquidos consumidos al día debe estar entre 4 y 6 vasos de 200 ml, lo que viene siendo sobre un litro o litro y medio diario. Beber más también puede ser contraproducente.
Generalmente, el organismo mantiene la cantidad apropiada de líquidos para conservar un equilibrio interno de las funciones metabólicas que hacen que funcionen correctamente todos los sistemas: el circulatorio, renal , digestivo, neurológico, entre otros. Habitualmente, el hábito de beber permite reponer las pérdidas. pero beber más de 3 litros diarios también puede ser contraproducente.
Beber cantidades excesivas de líquidos produce una sobrecarga de volumen que en personas que padecen enfermedades renales o cardíacas, puede llegar a causar síntomas respiratorios y alteraciones a nivel renal.
Hay enfermedades psiquiátricas como la potomania en la que una persona puede llegar a beber hasta 5 litros de agua diarios, siendo esta cantidad de líquidos excesiva.
Pero, ¿cómo saber la cantidad idónea. de líquidos que debemos beber?
La cantidad idónea de líquidos que debes beber es la que el propio organismo necesita cada día. Esto va a depender no sólo de la cantidad ingerida de líquidos y ciertos alimentos sólidos, sino también de las pérdidas que se producen por la orina, las heces, la sudoración, la respiración, etc…
Por tanto, aunque es difícil saber cuál es la cantidad idónea exacta de líquidos, es verdad que se debe consumir en torno a un litro o litro y medio diario.
En este sentido, la sed es un buen mecanismo para regular la cantidad ideal de líquidos que se deben ingerir, ya que de una manera muy compleja a nivel cerebral permite que el organismo beba lo que necesita para mantener una correcta regulación interna.
Obviamente, en días de calor las pérdidas aumentan y las necesidades de líquidos también. Conviene beber líquidos sin gas en pequeñas tomas pero con mayor frecuencia.
Aunque estos consejos son muy generales, ciertas personas como los mayores, pueden tener alterado el mecanismo de la sed, y por lo tanto es importante vigilar su ingesta líquida ya que no tienen esta capacidad de reconocer que deben beber. No sólo en los ancianos, sino también en las embarazadas por sus mayores necesidades de líquidos en esta situación, o en los niños que son más reacios a beber. Deben ser estos grupos de población, en los que más debemos vigilar una ingesta adecuada de líquidos, para evitar la deshidratación.
Los típicos consejos del verano con el calor, o en situaciones de pérdidas por ejemplo ante una diarrea por gastroenteritis, obligan a beber más. En las personas mayores la deshidratación puede conducir a estados de confusión mental, disminución en la capacidad de concentración, cefaleas, puede disminuir la funcionalidad del riñón y por lo tanto permitir el acumulo de fármacos en sangre, ya que es habitual su policonsumo en esta edad.
Por tanto, salvo que haya recomendaciones contrarias por ejemplo por enfermedad renal avanzada o insuficiencia cardiaca, conviene hidratarse a diario de manera adecuada. En tu centro de salud, los profesionales de Atención Primaria pueden orientarte.
La bebida recomendada por excelencia es el agua. Opcionalmente, pueden recomendarse las bebidas que no tienen gas y son bajos en azúcar o grasas: leche, zumos de fruta natural, caldos, sopas, consomés o las infusiones. Deben evitarse las bebidas con gas como las bebidas carbonatadas, que además tienen un alto nivel de azúcar y favorecen otros tipos de enfermedades cuando su consumo es frecuente como la diabetes tipo 2.
Y la cerveza, ¿sirve para calmar sed?. La cerveza suele tener un consumo más bien social, y aunque puede ayudar a calmar la sed, supone un aporte de calorías que no es adecuado. Habitualmente se considera que el consumo de bebidas alcohólicas fermentadas de baja graduación, como la cerveza o el vino, se acepta por no empeorar el perfil cardiovascular, pero dentro de un consumo moderado y en el contexto de una dieta mediterránea.
Las bebidas que se deben evitar en el épocas de calor son las bebidas calientes, las bebidas con alcohol sobre todo de alta graduación, y las bebidas gaseadas. No hay que olvidarse que los alimentos sólidos, como las frutas y las verduras, son una excelente fuente de agua, pero también de fibra, minerales y vitaminas indispensables para seguir una alimentación saludable y equilibrada.