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La expedición Balmis fue un evento de vacunación de gran importancia en la salud pública de la época como puede verse en la imagen obtenida de la Biblioteca Nacional. Se centró en el proceso de inmunización poblacional que resulta el más importante acto de prevención primaria en las enfermedades transmisibles. 

Los objetivos de la expedición Balmis fueron

  • difundir el beneficio de la vacuna en los países de Ultramar,
  • instruir a los médicos en esta técnica,
  • crear “Juntas de Vacunación” en las poblaciones visitadas para conservar el fluido vacuno activo en el tiempo y
  • crear “Casas de vacunación pública”.

En el siglo XVIII los procesos de inoculación se extendieron en Europa, habiendo sido conocidas en otras zonas como China o la India en la medicina tradicional. Consistía en inocular restos de heridas tardías de enfermos en pacientes sanos para prevenir el desarrollo de la enfermedad. Aunque el proceso era poco elaborado, permitió sentar las bases de la inmunización.

nutricionensaludQuizás en nuestros días estemos viviendo otro hito para la humanidad de una equivalencia similar: la vacunación mundial contra la Covid-19.

Veamos la relevancia histórica de aquella misión que tuvo lugar en España al inicio del siglo XIX, y que partió de La Coruña en 1803, tratando una enfermedad de gran agresividad en la población que afectaba a la plebe y a la realeza.

Tenía una gran contagiosidad y supuso un importante sufrimiento social y económico en la época, como sucede actualmente con el coronavirus.

La expedición Balmis llevó la vacuna contra la viruela a Iberoamérica y Filipinas. En aquella época, esta enfermedad causaba grandes lesiones y alta mortalidad, que podía ser del 30% de los afectados. Las secuelas de los que sobrevivían eran terribles: ceguera, grandes cicatrices -sobre todo en la cara- e incluso mutilaciones. Se debe tener en cuenta que en aquella época no era posible el confinamiento de la población.

Actualmente la Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera erradicada, pero el éxito mundial de esta declaración tuvo un inicio fundamental hace más de 200 años. Y se inició al incorporar niños a esta misión. Procedían de distintos orfanatos, y por su edad estaban libres de la enfermedad, pero eran portadores de los antígenos necesarios para el proceso de vacunación.

 

 

 

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En 1796 el médico inglés Jenner observó que algunos granjeros de ciertas granjas de vacas de Inglaterra no padecían la viruela, a pesar de que los animales habían padecido la “viruela vacuna”, de ahí el nombre. Es decir, si un humano se contagiaba de la viruela que padecían las vacas, éste quedaba inmunizado para la variante humana de dicha enfermedad.


 

Esta observación permitió desarrollar la idea de la vacunación, ya que inoculando pequeñas cantidades del líquido que rezuman las úlceras de las vacas en pequeñas heridas de la piel de las personas, éstas se volvían inmunes. El experimento era arriesgado y había referencias de la medicina tradicional, y aunque se aplicaba en la época con poca seguridad, las repercusiones que tuvo fueron enormes.

herida nutricion en saludSe extraían gotas de las úlceras de los enfermos cuando ya habían terminado la enfermedad, para que no fuesen muy contagiosos o al menos poco virulentos.

La expedición Balmis salió del puerto de La Coruña el 30 de noviembre de 1803, y también fue conocida como Real Expedición Filantrópica de la Vacuna.

La corbeta que llevó a los niños con la enfermedad se llamaba María Pita, y fue financiada por el rey de la época Carlos IV, quien puso al frente de la misma a D. Francisco Xavier Balmis, un oficial militar cirujano.


La idea de la expedición Balmis era llegar a Iberoamérica tras cruzar el Océano Atlántico. Posteriormente, tras cruzar a pie las tierras iberoamericanas, se llegaría a Filipinas y otros territorios de la colonia española tomando otro barco en el Océano Pacífico.


 

No sólo se trató de una aventura para salvar las poblaciones del reino de España en aquellas tierras. Aprovechando las proximidades, y dados los numerosos brotes de viruela en zonas cercanas, la expedición Balmis llegó a otros continentes: algunas zonas de China, la colonia portuguesa de Macao, la colonia francesa de Santa Elena en África, etc..

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La importancia de esta expedición fue probablemente superior a la que en la ciencia de la nutrición tuvo el hecho de disponer verduras y cítricos frescos o en brebajes para evitar el escorbuto en los largos viajes de los marinos, y que como ya se comentó tuvo una gran importancia en la Batalla de Trafalgar.

Los niños que formaron parte de la vacunación en la expedición Balmis eran los portadores de la linfa vacunal o secreción de las úlceras de los que ya habían padecido la enfermedad. Cada 10 ó 12 días, cuando curaban las úlceras que presentaban, la linfa que rezumaba se inoculaba a otros dos niños. Este procedimiento de conservación fue el que permitió conservar la “vacuna” hasta llegar a América, y allí ir inoculando a los niños indígenas. De esta manera se consiguió vacunar a una gran parte de la población.

Los niños que partieron de España procedían de orfanatos o centros de beneficencia donde llegaban de recién nacidos abandonados por sus padres. Los niños que regresaron fueron recompensados por la Corona permitiendo su formación en oficios o dándoles la posibilidad de realizar estudios.

Antes de iniciar la expedición Balmis, se estimó que por la duración del viaje harían falta unos 22 niños. De esta manera se aseguraba el sistema de contagio cada 10-12 días en parejas, manteniendo la linfa vacunífera hasta llegar a América.

Según el registro, 5 niños procedían de orfanatos de Madrid, 11 provenían de una pequeña inclusa de la ciudad de La Coruña, otro lo aportó su madre Isabel Zendal Gómez y que fue contratada como cuidadora de todos los niños. Los 5 restantes procedían de la mayor inclusa de Galicia vinculada al Gran Hospital Real de Santiago de Compostela, conocido hoy por albergar un hotel de cinco estrellas de la Red Nacional de Paradores.

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La inclusa del Hospital Real de Santiago tenía una gran capacidad para albergar niños por su posibilidad de enviarlos a matrimonios de los alrededores de Santiago. El sistema para darles lactancia y cuidarlos en familias rurales, a los que se les pagaba, permitió mantener este servicio desde el siglo XVI hasta principios  del siglo XX.

Todos estos niños de entre 5 y 9 años debían cumplir unas condiciones: no haber padecido viruela, no haber padecido otras enfermedades sensibles que causaran problemas, y tener el carácter adecuado para ser capaces de soportar un largo y penoso viaje en barco.

Algunos historiadores comentan que esta expedición debía ser conocida como expedición Balmis- Salvany, ya que aunque el director fue el Dr Balmis entre 1803 y 1806, su segundo fue el Dr Salvany también cirujano militar. A él se debe que se vacunaran gran parte de la población de los países de Iberoamérica hasta Bolivia donde falleció.

La importancia de la expedición Balmis, al igual que en la actualidad sucede con la operación de vacunación del Covid-19, estriba en ser la primera vez que se extendió a nivel mundial el uso de una vacuna eficaz, a lo largo y ancho del planeta.

Este hecho permitió que se beneficiaran millones de personas en aquella época.

La OMS declaró la viruela extinguida en 1980 a nivel mundial, aunque ya en 1955 se había conseguido erradicar en España.

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La vocación de servicio de la inclusa del Hospital Real de Santiago no sólo permitió aportar niños sino que permitió avances en la ciencia médica que es justo reconocer. Probablemente en esta pandemia por el Covid-19 estemos presenciando una gesta similar a aquélla, con la diferencia de que la vacuna se consiguió elaborar en un año desde el inicio de la enfermedad. El tiempo lo dirá.