Las etiquetas nutricionales pueden confundir a quienes compran, pero pueden ayudarnos a comprar de manera más saludable e inteligente. Las etiquetas nutricionales “bajo contenido en …” hay que interpretarlas de manera adecuada ya que pueden dar la impresión de que son saludables. Hoy vamos a hacer un pequeño repaso de las mismas. Quizás esto pueda ayudarte en tu compra saludable…ya sabes, en la tienda es donde empieza nuestra salud cardiovascular.
En diciembre de 2016 entró en vigor la normativa que obliga regular el etiquetado de los alimentos. Se pretende informar mejor a los consumidores para ayudar a hacer una compra más saludable. Las afirmaciones de la publicidad pueden ser engañosas cuando expresan “bajo contenido en…”, “bajo en sal”, “sin grasa”, “sin azúcares añadidos”,… Estas afirmaciones no tienen por qué ser falsas, pero sí pueden sugerir ideas del alimento que no son ciertas ya que se basan en comparaciones con otros alimentos estándar.
Dar la vuelta a los productos y leer las etiquetas nutricionales para conocer la composición exacta del mismo, es la mejor garantía de que lo que compras es lo que tú realmente estás dispuesto a consumir: tu compra saludable.
Con la proximidad del verano, muchos de nosotros vamos pensando sobre lo que podemos hacer para reducir el peso y exhibir una esbelta figura. La clave está en lo que comemos y en lo que gastamos: en la balanza energética.
Quizás por eso es habitual revisar con más detenimiento el contenido de las etiquetas nutricionales. Nos interesa saber qué comemos, y podemos llevarnos alguna sorpresa ya que algunos productos que se consideran sanos y se consumen habitualmente pueden perjudicarnos sin saber bien cómo.
En esta época del año, previa al verano, las dietas milagro que ofrecen recomendaciones de los más imaginativas posibles pueden perjudicarnos. Por eso vamos a repasar algunas cuestiones básicas en la lectura de las etiquetas nutricionales.
Los refrescos “light”.
Este tipo de bebidas son muy consumidas porque se consideran que no tienen azúcar, y por tanto no engordan. Pero cuando su consumo es diario suponen un exceso de edulcorantes que incrementan los niveles de azúcar en sangre y pueden producir diabetes. Además , aportan unas cantidades de sodio innecesarias que debemos tener en cuenta para no exceder la cantidad de sal diaria recomendable.
Los cereales azucarados.
El consumo de cereales es muy recomendable por todos sus nutrientes, pero la mayoría de los que se compran para el desayuno están azucarados, aportando mucha más cantidad de los 25 gramos de azúcar diarios recomendables por la Organización Mundial de la Salud.
Los cereales integrales no azucarados pueden aportar la cantidad de fibra e hidratos de carbono que necesita el organismo, y que deben formar parte de un buen desayuno.
Las bebidas isotónicas.
Estas bebidas suelen presentar un alto contenido en azúcar y sodio. Pueden ser interesantes durante la práctica de deporte, pero no se recomienda su consumo diario pensando en su relación con la actividad física recomendable como hábito de vida. Si tienes sed, mejor agua, por lo que no es recomendable consumirlas todos los días que haces ejercicio.
Consumir fiambre.
Es un recurso de consumo más habitual de lo que creemos. su alta concentracíón de sales, al ser un alimento procesado, hace que no sea una buena opción como cena o merienda diaria sino que debe ser de un consumo ocasional. Por supuesto, que sea bajo en grasa ya que las grasas trans pueden estar presentes, al igual que en la bollería industrial.
El consumo de pan de molde.
Este tipo de pan se elabora con harinas refinadas, que no son las más recomendables. recordad que los cereales y harinas integrales son las más nutritivas y recomendables en el consumo diario. No sólo contiene más azúcar y grasa, como otros productos elaborados, y aunque una rebanada sea una cantidad pequeña no debería ser de consumo diario. En una dieta equilibrada es preferible comer pan integral aunque sea del día anterior. En caso de consumir pan de molde, mejor que té elaborado con harina integral de trigo.
Los yogures.
Alimento sano y magnífico por su contenido en probióticos necesarios para la flora intestinal. Pero su contenido en azúcar desvirtúa su beneficencia. Los edulcorantes que contenga pueden ser perjudiciales si se abusa de ellos. En todo caso es mejor que sean desnatados y que no contengan mermelada , miel o cereales. es preferible elegir los más naturales y menos edulcorados, así que la lectura de sus etiquetas nutricionales es obligada.
Los productos lácteos similares a los yogures pueden tener una composición de grasas y azúcares distintos a los que aportan los yogures, por lo que leer las etiquetas nutricionales puede orientarnos sobre lo que queremos consumir.
Los zumos de frutas.
Los zumos de frutas no son equiparables a la fruta fresca y entera. Éstas aportan fibra además de las vitaminas y minerales que contienen. Si son embotellados suelen tener altas concentraciones de azúcares y muy bajas en fibra favoreciendo la aparición de diabetes. Así que en caso de consumirlo como zumo, debe ser recién hecho para conservar todas sus propiedades antioxidantes que van desapareciendo con el tiempo, dejando sólo los azúcares.
Las conservas.
Uno de los recursos de las cenas y comidas rápidas son los enlatados de pescado: por ejemplo, el atún. Es importante saber su contenido en sales ya que suele ser alto así como el tipo de aceite en el que se conservan. Los aceites de girasol hacen que la conserva se venda a un preciso más barato, pero es preferible que se consuma en aceite de oliva. Los preparados de marisco en formas como los palitos, suelen precisar féculas y grasas de bajo aporte nutritivo y altos niveles de grasas saturadas.
A modo de recordatorio.
Recordad que los alimentos tiene unos nutrientes esenciales para una dieta sana y equilibrada. cada uno de ellos presentan mayor contenido de unos principios inmediatos que otros, y todos en su justa medida son necesarios.
Los hidratos de carbono aportan energía. es preferible el consumo de los hidratos de carbono de absorción lenta presentes en la pasta, cereales, patatas, pan,.. que el azúcar refinado. Cuando se consumen en exceso pueden transformarse en grasas.
Las grasas o lípidos aportan energía en menor cantidad y suelen pasar a las paredes de las arterias cuando se acumulan en exceso en la sangre: el colesterol y los triglicéridos. En su justa medida, son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo, producir hormonas, para la reproducción, el sistema inmune y el desarrollo del crecimiento.
Las proteínas aportan aminoácidos esenciales para el desarrollo y el crecimiento, aunque también son una fuente interesante de energía. Se encuentran sobretodo en las carnes y los pescados.
Las vitaminas regulan los procesos biológicos del organismo, y su aporte diario es necesaria porque algunas no los sintetiza nuestro organismo. Su presencia en frutas y verduras frescas hace que deban consumirse a diario.
Los minerales necesarios para la función adecuada de las células también se encuentran en las frutas y verduras, así que es otro motivo más para su consumo diario, además de las legumbres.
No debemos olvidarnos del consumo de agua, y de cara al verano con mayor motivo. El agua, representa el 65% del peso de un adulto. Es el vehículo de distintas sustancias, como por ejemplo los nutrientes y los productos residuales. También es disolvente de elementos minerales proporcionando el equilibrio del medio interno.
La fibra dietética es la parte de un alimento vegetal que no se altera a nivel del intestino delgado, por lo que no es alterado por las secreciones endógenas y llega intacto al colon donde absorbe agua y ayuda a fabricar las heces,
Desde un punto de vista energético, todos estos elementos ingeridos se dividirían en nutrientes energéticos (glúcidos, lípidos y proteínas) y en nutrientes no energéticos (vitaminas, minerales, agua y fibras vegetales).
Algo más de luz sobre el tema de las etiquetas nutricionales. ¡Buena semana¡
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