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Hace ya algunos años, los productos alimentarios envasados deben tener etiquetas nutricionales informando obligatoriamente sobre su valor energético y contenido en grasas, azúcares, proteínas y sal principalmente. A veces usan trucos como el contenido en sodio para no poner la sal que contienen, usan colores o imágenes de alimentos saludables, así como expresiones que pueden inducir a pensar en beneficios que pueden presentar pero no ser tan beneficiosos como refieren.

Basándome en un antigüo post incluido hace unos años, hoy revisaremos aspectos de interés para el consumidor, de manera que pueda hacer una compra saludable, ya que la salud empieza en la tienda.

La industria alimentaria intenta transmitir una imagen favorable de los productos elaborados, aunque a veces pueda desconcertar al consumidor para favorecer su compra.

Algunos aspectos no bien definidos en la normativa actual permiten un resquicio legal que la industria alimentaria usa no porque quiera engañar, pero que inducen cierta confusión en el consumidor. Por ejemplo, poner que un producto es artesanal permite dar la idea de una elaboración más saludable, con una menor transformación industrial y favorece su adquisición en la cesta de la compra.

 

 


El etiquetado nutricional es la información sobre aspectos nutricionales que un producto alimentario presenta en su envase. Principalmente informa sobre los nutrientes que contiene y la cantidad de energía que aporta. De esta forma, el etiquetado ayuda al consumidor en la elección de alimentos según su opción personal (contenido, gustos o alergias).


 

Resulta interesante aprender a leer las etiquetas nutricionales, ya que la salud de una familia empieza en el supermercado donde habitualmente hace la cesta de la compra. Y a lo mejor, esa elaboración artesanal no evita que se use una cantidad excesiva de sal o de grasas trans, elementos dañinos para la salud cardiovascular y que se relacionan con la salud cerebral o directamente con el infarto de miocardio.

grasa saludable

Lo mismo sucede cuando en el etiquetado nutricional se refiere a que un producto es natural, a pesar de que su elaboración sea industrial. O que ha sido elaborado con aceite de oliva, sin poner la cantidad que contiene.

También es frecuente que ciertas bebidas o productos lácteos pongan en su etiqueta nutricional imágenes de frutas,  como frutas de invierno, y cuyo contenido real es testimonial.

En el caso del pan, pasta o galletas es habitual poner mensajes sobre su elaboración con cereales de grano entero para destacar que tiene un alto contenido en fibra.

 

Y si además ponen de elaboración artesanal, intentan confundir sobre unos alimentos que tienen un proceso industrial como base de su elaboración.

La normativa europea sobre el Reglamento de etiquetado, presentación y publicidad de productos industriales para venta directa a consumidores y usuarios es del año 2006 (nº 1924/2006) y 2011 (nº 1169/2011) sobre la información alimentaria facilitada al consumidor. Pretende conseguir un alto nivel de protección de los consumidores, garantizando su derecho a la información para que tomen decisiones en el consumo con conocimiento de causa.

La entidad encargada de velar por el cumplimiento de la normativa por parte de la industria alimentaria y de actualizarla es la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

Esta normativa que ha sido traspuesta a las normas nacionales de cada país, con sus correcciones de errores y adaptaciones, se esquematizan ciertas cuestiones que el consumidor conviene que conozca:

1.- Todos los productos puestos a disposición de los consumidores y usuarios deberán incorporar, llevar consigo o permitir de forma cierta y objetiva una información eficaz, veraz y suficiente sobre sus características esenciales.

2.- No dejarán lugar a dudas respecto de la verdadera naturaleza del producto.

3.- No inducirán a error o engaño por medio de inscripciones, signos, anagramas o dibujos.

4.- No se omitirán o falsearán datos de modo que con ello pueda inducirse a error o engaño al consumidor o propicien una falsa imagen del producto.

5.- No contendrán indicaciones, sugerencias o formas de presentación que puedan suponer confusión con otros productos.

6.- Declararán la calidad o calidades del producto o de sus elementos en base a normas específicas de calidad, cuando dichas normas existan.

7.- Advertirán de la peligrosidad que tiene el producto o sus partes integrantes, cuando de su utilización pudieran resultar riesgos previsibles, como intolerancias o alergias.


En el etiquetado nutricional, además del contenido en nutrientes también pueden informar sobre el lugar originario del producto, su lugar de envasado, posibles trazas de sustancias que ocasionan alergias o intolerancias, fecha de caducidad o consumo preferente, condiciones de conservación, utilización o congelado,…


En algunos países europeos como Francia, Alemania o Bélgica funciona un sistema de etiquetado nutricional conocido como Nutri-Score que con un sencillo código de colores pretende caracterizar el valor nutricional de alimentos y bebidas.

 

Su objetivo es orientar a los consumidores hacia opciones más saludables, animando a la industria en la elaboración de productos más saludables mejorando su calidad nutricional.

Se trata de un semáforo nutricional con un sistema de clasificación de 5 letras y colores, en el que la A de color verde oscuro es la mejor opción y la E roja la peor, pasando por la B, C y D.

El problema de este sistema de etiquetado es que penaliza ciertos grupos de alimentos saludables, que forman parte de la Dieta Mediterránea, y que han sido reconocidos científicamente con multitud de publicaciones de alto impacto por ser saludables desde el punto de vista cardiovascular.

Conviene que cada uno de nosotros sepamos leer de una manera adecuada las etiquetas nutricionales, y no nos dejemos llevar por inapropiadas recomendaciones. La salud de tu familia empieza en la compra, y comprender adecuadamente todos sus ingredientes es fundamental… o consumir sólo productos sin envasar ni procesar.