Seleccionar página
Envejecer es un fenómeno normal en la evolución de los seres vivos. Los cambios que se producen en esta fase avanzada de la vida pueden ser de tipo físico, psíquico y social. Todos ellos pueden asociarse y producir alteraciones que ocasionan enfermedades físicas y psíquicas. Tú puedes ayudar a que el hecho de envejecer no sea un trauma, pero debes entender cómo son estos cambios.

Al envejecer, los cambios físicos suelen aparecer en relación con la composición corporal del organismo. Es habitual que exista un descenso en la masa magra, en el porcentaje de agua corporal y en la masa ósea del organismo; lo cual repercute en la fisiología de cada órgano o aparato.

ejercicio fisico

Generalmente a partir de los 80 años disminuye la masa grasa y su distribución corporal: se deposita en el tronco y alrededor de las vísceras, disminuyendo en los depósitos subcutáneos y extremidades.

La medición de la circunferencia de la cintura y su relación con la circunferencia de la cadera se asocian a un mayor riesgo metabólico de padecer diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, hiperlipemia,… que implican mayor riesgo cardiovascular. Esta es la principal causa  de mortalidad en los países occidentales.

fractura deficit calcioAl envejecer, los huesos pierden hasta el 40% del calcio principalmente en las mujeres en los 5 primeros años tras la menopausia.

Los niveles de 25-hidroxicolecalciferol imprescindibles para mantener la salud ósea y fijar el calcio al hueso disminuyen en los ancianos por su menor ingesta y su menor exposición solar.

Ambas vías son las relacionadas con un nivel adecuado de vitamina D en sangre.

 

 

El déficit de vitamina D y calcio se asocia con gastritis crónicas atróficas, gastrectomías, insuficiencia renal y hepática principalmente. Como consecuencia de la osteopenia se producen fracturas que a estas edades pueden tener importantes repercusiones en la funcionalidad del anciano e incluso producir la muerte por las complicaciones frecuentemente asociadas.

En la mayoría de los ancianos la deshidratacíón ocasiona importantes alteraciones de electrolitos que pueden comprometer su estado mental y causar la muerte. En estas edades existe una disminución del umbral de la sed y no beben la cantidad adecuada de líquidos para reconstituir la homeostasis del organismo.

Las personas mayores, al envejecer consumen menos calorías por disminución de su actividad física habitual, y por descenso natural de su masa magra que es menos activa metabólicamente.

Veamos los distintos cambios que suceden al envejecer.

Envejecer y cambios en el aparato digestivo.

A nivel del aparato digestivo se produce una disminución en la capacidad de digerir y absorber nutrientes: la boca pierde piezas dentarias, se atrofian las papilas gustativas, existe cierto grado de xerostomía asociada a la toma de medicamentos, el estómago suele presentar gastritis atrófica y se retrasa el vaciado gástrico, el páncreas disminuye su función exocrina y el intestino delgado no absorbe nutrientes como el calcio o ciertas vitaminas.

intolerancia leche clinica do muiño

Los cambios en el aparato digestivo durante el envejecimiento, que interfieren en una adecuada alimentación pueden verse a continuación:

 

 

 

  • En la boca es habitual que al envejecer se pierdan piezas dentarias, con atrofia de las papilas gustativas y debilidad de la musculatura masticatoria. A todo ello se debe sumar la ausencia de cantidad suficiente de saliva o xerostomía.
  • A nivel del esófago hay disminución de la presión del  esfínter esofágico inferior, por lo que el reflujo es muy habitual.
  • En el estómago hay retraso del vaciado gástrico y gastritis atrófica que dificulta la adecuada digestión de las comidas
  • En el intestino delgado se produce déficit de absorción de calcio y vitamina B6. Y en el intestino grueso se enlentece el tránsito intestinal con un incremento de los divertículos.
  • Tanto el páncreas como la vesícula biliar alteran su normal funcionalidad, y ello influye en cómo se produce una adecuada digestión durante el envejecimiento.

 

Envejecer y cambios a nivel endocrinológico.

A nivel endocrinológico, la diabetes mellitus tipo 2 es la patología más prevalente, seguida de la disfunción tiroidea y la osteoporosis.

  • La diabetes mellitus tipo 2 se asocia con deterioro funcional e incapacidad. Con frecuencia asocia complicaciones micro y macrovasculares que implican mayor prevalencia de enfermedades cardiacas y neurológicas, como infarto de miocardio e ictus.

Fruta y diabetes

  • Pero la diabetes también ocasiona complicaciones oftalmológicas (retinopatía diabética) y renales (nefropatía).

 

 

 

  • Las descompensaciones metabólicas agudas, los efectos adversos de la medicación y sus repercusiones sobre el estado nutricional explican los distintos niveles de deterioro funcional de cada persona al envejecer.
  • La disfunción tiroidea más habitual es por déficit de producción de hormonas tiroideas, conocida como hipotiroidismo.
  • La osteoporosis se caracteriza por un déficit de masa ósea que condiciona un aumento del riesgo de fracturas (sobretodo vertebral, cadera y muñeca), ocasionando un aumento de la dependencia funcional, discapacidad y morbimortalidad. El aporte adecuado de calcio es fundamental, sobretodo en las mujeres, y debe ir acompañada de una adecuada exposición solar diaria para disminuir dicho riesgo de fracturas. 
Envejecer y cambios a nivel respiratorio

A nivel respiratorio, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica presenta una gran prevalencia en los mayores. Se caracteriza por una limitación progresiva del flujo aéreo que es crónica pero no completamente reversible.

Se produce como consecuencia de la exposición continua a partículas o gases nocivos que causan una respuesta inflamatoria local. La principal causa es el tabaco, y en personas mayores bronquíticas suele ser frecuente una disminución del apetito.

En estos pacientes puede haber un incremento de las necesidades energéticas como consecuencia del incremento del esfuerzo respiratorio.

 

 

O puede asociarse a obesidad que empeora la ventilación que puede beneficiarse de una reducción de su peso.

Envejecer y cambios a nivel cardiovascular.

A nivel cardiovascular, patologías como la hipertensión arterial o las dislipemias están claramente asociadas a estados nutricionales inadecuados y a un incremento del riesgo cardiovascular.

Son la causa más importante de mortalidad y deterioro funcional en los mayores de las sociedades desarrolladas. Según el estudio Predimed, la dieta mediterránea podría reducir hasta en un 30% el riesgo cardiovascular.

La alta ingesta de alimentos ricos en colesterol y grasas saturadas incrementan la colesterolemia, los niveles de LDL y el riesgo cardiovascular en adultos, aunque a edades ya muy avanzadas algunos estudios sugieren que deja de ser un factor de riesgo. En estas edades, la hipertensión arterial es un factor de riesgo cardiovascular más importante que la hipercolesterolemia.

Por eso al envejecer, además de adecuar el peso para su correcto control se recomiendan leves restricciones de sodio en los alimentos. En ancianos hipertensos la restricción de sal en las comidas a menos de 5 gramos diarios, e incluso inferior a 2,5 g en diabéticos hipertensos, puede ser el origen de malnutrición por rechazo de los alimentos, ya que disminuye su palatabilidad, y por tanto, puede suponer pérdida de apetito.

Dietas excesivamente sosas asociadas a la hiporexia del anciano pueden producir malnutrición, por lo que se debe sopesar las medidas más adecuadas según cada situación funcional.

Envejecer y cambios a nivel urinario.

A nivel urinario la incontinencia urinaria es muy frecuente y puede empeorar con la ingesta de líquidos recomendada en torno a 1,5 litros diarios.

Además, el uso de fármacos diuréticos pueden obligar al uso de productos de incontinencia urinaria, con una importante repercusión social que debe tenerse en cuenta porque suponen empeoramiento de la calidad de vida al envejecer.

En la insuficiencia renal crónica y aguda se aconseja una dieta hipoproteica de menos de 0,8 g diarios de proteínas, que en todo caso deben ser de alto valor biológico. Por eso en estos casos se recomienda limitar el consumo de carnes, pescados y huevos.

Envejecer y cambios a nivel nervioso.

A nivel del sistema nervioso, la patología más prevalente es la demencia causada por la Enfermedad de Alzheimer, vascular, mixta si combina estas dos primeras, y otras como la Enfermedad de cuerpos de Lewy, demencia asociada a la Enfermedad de Parkinson, entre otras entidades.

 

Desde el punto de vista nutricional se recomienda un mayor consumo de pescado como fuente de ácidos grasos poliinsaturados, y un menor consumo de grasas saturadas o colesterol.

 

El deterioro físico y psíquico que sufren los mayores conlleva alteraciones en sus hábitos dietéticos, disminuyendo la ingesta de estos grupos de alimentos, y favoreciendo la aparición de deficiencias nutricionales de folatos, tiamina, piridoxina y cianocobalamina, principalmente.

En 2017 se estimaba que más de 18.7 millones de personas padecían algún tipo de demencia en los países de la OCDE. La estimación de prevalencia para el grupo de edad de 65 a 69 años era de un 2%, llegando al 40% en los mayores de 90 años. 

Las poblaciones más envejecidas van a ver doblada su población con demencia en pocos años, de ahí que las intervenciones preventivas y los hábitos de vida saludables sean imprescindibles para reducir estos datos. 

Envejecer y cambios a nivel inmunológico.

A nivel inmunológico, la alta susceptibilidad de padecer infecciones puede deberse a deficiencias nutricionales unidas al deterioro del sistema inmunológico como consecuencia del envejecimiento.

Algunos estudios indican que el consumo de probióticos podría contribuir a mejorar la respuesta inmunitaria tanto a nivel intestinal como a otros niveles, aunque se precisan más investigaciones. Lo cierto es que las infecciones respiratorias y urinarias son las más prevalentes en los mayores. Aunque lo más habitual en las infecciones respiratorias sea la presencia de tos, fiebre y disnea, pueden presentarse en forma de síndrome confusional con presencia de alucinaciones y delirios, caídas frecuentes o declive funcional más o menos brusco.

En el caso de las infecciones urinarias son frecuentes síntomas de presentación como ardor, numerosas micciones, exceso de orina, o dolor abdominal bajo. Aunque pueden aparecer cambios en el color y olor de la orina, o molestias inespecíficas al orinar.

Otros cambios al envejecer

El aspecto sensorial es fundamental para degustar las comidas (gusto, olfato, vista), y estos suelen empeorar con la edad.

Así, los órganos de los sentidos sufren un deterioro progresivo como consecuencia del envejecimiento fisiológico, los tratamientos pautados y las enfermedades concomitantes. Todo ello hace disminuir el apetito e influye en la elección y preparación de las comidas. La pérdida del sentido del gusto y el olfato no sólo reduce el placer de las comidas, sino que son un factor de riesgo de malnutrición.

También al envejecer disminuye la actividad física y el gasto energético lo cual condiciona las necesidades energéticas de cada persona.

fragilidadLa anorexia o pérdida de apetito es un hallazgo frecuente, al que se añade un mayor desinterés por el consumo activo de alimentos. Los factores asociados con la anorexia en el anciano los veremos en otra ocasión.