La enfermedad de Crohn es una enfermedad inflamatoria de curso crónico en la que hay afectación en varios órganos, con brotes intermitentes de inflamación y remisión. Puede afectar a todo el tracto gastrointestinal desde la boca hasta el ano, aunque se suele localizar principalmente en el íleon distal y colon.
La enfermedad de Crohn es más frecuente en países desarrollados, zonas urbanas y clases sociales altas, y su prevalencia está aumentando en los últimos años.
Aunque puede presentarse a cualquier edad, lo más frecuente es que se produzca un pico de incidencia en la tercera década, sobre los 30 a los 40 años. Puede diagnosticarse a los 60 años, pero no es lo habitual.
Su origen es desconocido, pero se sabe que intervienen factores genéticos y ambientales.
Las lesiones inflamatorias se inician en forma de aftas en el tubo digestivo, que con el tiempo se ulceran y pueden evolucionar a estenosis o fístulas. De ahí la importancia de un diagnóstico temprano, para iniciar el tratamiento adecuado.
¿Cuáles son las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Crohn?
La enfermedad de Crohn presenta síntomas cuando las lesiones son amplias, se acompañan de síntomas inflamatorios o si existen complicaciones (estenosis, abscesos o fístulas).
Al principio, los síntomas se inician lentamente, pueden ser muy variados y dependen de la localización de la enfermedad, de la edad del paciente y de la gravedad del brote.
El síntoma más frecuente es la diarrea crónica de más de 6 semanas, dolorosa, que no respeta el sueño, con incontinencia fecal y presencia de sangre o moco. Es habitual que exista dolor abdominal, náuseas, vómitos y pérdida de peso, acompañado de cansancio, anorexia, fiebre o sudoración nocturna. Pero no hay correlación entre la gravedad de los síntomas y el daño tisular.
Suelen aparecer fístulas perianales cuando la afectación intestinal es del final del tracto digestivo.
Pueden aparecer manifestaciones extraintestinales como son inflamaciones articulares o artritis, eritema nodoso con afectación dolorosa en forma de nódulos en la piel, aftas orales y afectación de la parte externa e interna del ojo.
Son habituales los trastornos de ansiedad y depresión.
¿Cómo se diagnostica?
Se puede orientar el diagnóstico con los síntomas que expresa el paciente, por lo que se sospecha ante la presencia de diarrea de más de 4 semanas, dolor abdominal, pérdida de peso y signos inflamatorios en la analítica que solicita el médico.
El diagnóstico definitivo se realiza mediante biopsia, pero no siempre es posible realizarla. Otros estudios como la radiografía simple de abdomen, la ecografía abdominal, la Resonancia Magnética Nuclear (RMN) a nivel abdominal o la Tomografía Axial Computarizada (TAC) se usan según criterio médico para buscar complicaciones posibles o descartar otras patologías que causan síntomas similares y pueden confundir el diagnóstico.
La colonoscopia con la toma de al menos dos biopsias de cinco localizaciones diferentes del colon, incluido el íleon distal y el recto, es la prueba principal en pacientes con colitis ulcerosa y descartar presencia de malignidad. Y la EDA (Endoscopia Digestiva Alta) está indicada cuando hay síntomas del tracto digestivo superior, con la que pueden observarse lesiones de gastritis focal, independientes de posibles lesiones ulceradas atribuibles al Helicobacter pylori.
Las cápsulas endoscópicas de intestino delgado tienen un valor predictivo negativo alto en el diagnóstico de Enfermedad de Crohn localizada en intestino delgado. Están indicadas en pacientes con una elevada sospecha de Enfermedad de Crohn cuando otros estudios endoscópicos y radiológicos han sido negativos. Permiten visualizar mejor que otros estudios de imagen como la TAC o la RMN las aftas iniciales localizadas en intestino delgado.
¿Cuáles son las complicaciones de la Enfermedad de Crohn?
Un tercio de los pacientes presentan estenosis en el momento del diagnóstico y el 50% tendrán una complicación intestinal en los 20 años tras el diagnóstico: estenosis, masas inflamatorias en el abdomen, fístulas, abscesos intraabdominales o perforación intestinal. La mayoría necesitan intervención quirúrgica sobretodo si la localización es en íleon o colon.
Las estenosis pueden ser inflamatorias y se resuelven con tratamiento médico. Otras son fibróticas y necesitan dilatación endoscópica o tratamiento quirúrgico cuando producen obstrucción.
Cerca del 20-30% de los pacientes presentan lesiones perianales y entre un 20-40% tienen o han tenido fístulas que pueden afectar a la piel perineal próxima, al tracto urinario o a la vagina
¿Cuál es el tratamiento de la Enfermedad de Crohn?
Es importante dar información individualizada acerca de la enfermedad a cada persona que lo padece.
En general, se recomienda evitar el estrés y fármacos como los antiinflamatorios, que pueden desencadenar los síntomas. El tratamiento psicoterapéutico puede ser recomendable en los adolescentes .
En los periodos de actividad, puede ser útil recomendar dietas pobres en residuos y lactosa, y reducir la ingesta de fibra para disminuir la sensación de distensión y el gas. Aunque la fibra puede mejorar el estreñimiento en pacientes con enfermedad localizada en el recto.
El tratamiento del dolor deberá realizarse con paracetamol siempre que sea posible.
El tratamiento para inducir la remisión suelen son los corticoides convencionales. Los inmunosupresores como la ciclosporina, azatioprina y 6-mercaptopurina, pueden usarse antes que los fármacos biológicos como los inhibidores del factor de necrosis tumoral (anti-TNF), fundamentalmente el infliximab y el adalimumab.
No existe suficiente evidencia para recomendar de forma sistemática el uso de probióticos o ácidos omega-3 como tratamiento efectivo en el mantenimiento de la remisión de esta enfermedad.
Sólo se recomiendan los antibióticos en situaciones de sospecha de sobrecrecimiento bacteriano, cuando hay abscesos, fístulas activas, enfermedad perianal o síntomas clínicos de infección.
Los médicos en atención primaria deberán realizar un seguimiento más estrecho de los pacientes en las fases de remisión y asegurarse de la correcta cumplimentación del tratamiento. Los abandonos alcanzan el 30-45%, siendo más frecuentes en pacientes con trastornos psiquiátricos, cuando existe desconfianza en la eficacia de la medicación prescrita, o si hay desacuerdo entre las percepciones del médico prescriptor y el paciente acerca de su situación de salud.
Es muy importante repasar el calendario de vacunación. Las vacunas con agentes vivos están contraindicadas en inmunodeprimidos.
Se recomienda vacunar de la gripe a todos los pacientes y neumococo a pacientes inmunodeprimidos. Y considerar la posibilidad de administrar la vacuna de la varicela antes del tratamiento con corticoides o inmunosupresores. Realizar cribado de hepatitis B y A para vacunar a los que necesiten tratamiento con inmunosupresión farmacológica es necesario.
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