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Diversos estudios indican que un descanso nocturno adecuado, se asocia a una reducción del riesgo cardiovascular. Dormir lo suficiente es un factor determinante para vivir más.

El estudio más reciente fue publicado en la prestigiosa revista European Journal of Preventive Cardiology y concluía que las personas que además de llevar unos hábitos de vida saludables, duermen un mínimo de siete horas al día, reducen hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

Además, hasta un 83% reducen el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular en comparación con aquellas personas que no siguen ningún hábito de vida saludable.

El estudio analizó los hábitos de vida de 6.672 hombres y 7.967 mujeres. Tras 12 años de seguimiento, se observó que las personas que mantenían una alimentación equilibrada, realizaban ejercicio físico de manera regular, moderaban el consumo de alcohol y no fumaban, reducían el riesgo cardiovascular en un 57% y el riesgo a morir por enfermedades del corazón en un 67%.

Pero lo curioso del estudio era que dichos porcentajes se incrementaban en un 14% y en un 22% respectivamente cuando los sujetos, además, dormían un mínimo de siete horas diarias.

El estudio también reveló que por el contrario, dormir poco se asocia a una mayor incidencia de sobrepeso, obesidad, hipertensión, elevación en sangre de colesterol y triglicéridos.

Parece ser que mientras dormimos se relaja la musculatura que hay en las paredes de las arterias, produciendo un descenso fisiológico de la presión arterial entre un 10 y un 15 %.

El correcto descanso nocturno de entre siete y nueve horas debe acompañarse de los buenos hábitos ya conocidos como son una alimentación saludable, el consumo moderado de alcohol, el ejercicio físico constante y no fumar, para que incida positivamente en nuestra calidad de vida.

Pero, ¿qué pasa si tenemos dificultad para conseguir un sueño reparador durante toda la noche? Pues que podemos seguir estas recomendaciones de hábitos para dormir mejor:

  • Evitar estimulantes durante la tarde que contengan teína o cafeína durante las horas previas a acostarnos. Ocurre lo mismo con otros productos estimulantes como el chocolate o el cacao.
  •  Alimentación ligera para descansar mejor: no es recomendable comer abundantemente antes de ir a dormir. Para cenar deberíamos evitar los alimentos pesados y los que contienen propiedades diuréticas, ya que nos harán levantar a media noche para ir al baño.
  • Ejercicio físico sí, pero no a última hora del día: la actividad física constante ayuda a dormir mejor pero debemos evitar realizarla a últimas horas de la tarde o por la noche ya que esta eleva la temperatura de nuestro cuerpo y puede dificultar el sueño.
  •  El mito del alcohol: a pesar de que algunos piensen que una copa de alcohol puede ayudar a conciliar el sueño, lo cierto es que lo altera, y debemos evitar su consumo antes de ir a la cama.
  •  Horarios constantes: mantener unos horarios, incluso durante el fin de semana, nos ayuda a descansar correctamente.

En cuanto a la siesta, descansar entre 20 y 30 minutos después de comer ayuda a recuperar fuerzas para afrontar mejor el resto del día, favoreciendo la relajación del cuerpo y  provocando una bajada de la tensión arterial.

De esta manera cuidamos nuestro corazón, y si nuestras obligaciones laborales y paternas nos lo permiten, ayudan a mejorar nuestra calidad de vida.