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Las dietas bajas en sal son fundamentales para luchar contra la hipertensión arterial. Es uno de los factores de riesgo cardiovascular más relevantes, con una alta prevalencia poblacional. Está ampliamente demostrado que la ingesta de sodio se relaciona directamente con el incremento de la tensión arterial, por lo que las dietas bajas en sal son imprescindibles en esta enfermedad. ¿Sabes reconocerlas?.

Distintos mecanismos explican por qué debemos tomar comidas con poco sal. Así se evita la retención de agua, el aumento de las resistencias periféricas de los vasos arteriales y otros cambios estructurales que influyen en la elasticidad arterial.

Una dieta equilibrada como la dieta mediterránea es muy recomendable en general. Como sucedía en pacientes diabéticos el efecto de una dieta baja en sal es mucho mayor en pacientes hipertensos que además presentan obesidad.

 

 

La terapia no farmacológica es imprescindible en cualquier estadio de la HTA y constituye un complemento esencial del arsenal terapéutico. En el estilo de vida saludable, controlar el peso, evitar el tabaco, hacer actividad física regular y reducir el estrés son básicos para controlar la presión sanguínea.

Pero en la hipertensión arterial, la recomendación más importante es el control de la ingesta de sodio en la dieta: reducir cantidades en la cocina.

El abordaje dietético más complejo se ha realizado mediante la dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), caracterizada por una dieta rica en frutas, vegetales y lácteos descremados, que incluye granos enteros, pollo, pescado y nueces, con pequeñas cantidades de carnes rojas, dulces y bebidas azucaradas. Es una dieta baja en colesterol, grasas totales y saturadas, rica en potasio, magnesio y calcio que aportan las frutas, verduras, legumbres y lácteos descremados.

Existe alguna controversia sobre la eficacia de la disminución de la presión arterial al disminuir la ingesta de sal. Esto puede deberse a que no más del 40% de los hipertensos son sensibles a la sal. Por eso, las dietas bajas son una recomendación complementaria a la reducción del peso, aumento de la actividad física y una dieta cardiosaludable.

Para conocer las dietas bajas en sal debes saber que el sodio aportado por los alimentos procede de tres fuentes:

  • la sal empleada al cocinar o aliñar
  • el sodio de los alimentos usado como conservante en enlatados, embutidos y precocinados
  • el del agua consumida.

En Europa, la principal fuente de sal es la de mesa.

 

También es importante leer el etiquetado nutricional de los alimentos porque pueden contener sodio en forma de bicarbonato sódico, fosfato disódico, glutamato monosódico, alginato sódico, hidróxido sódico,…

Conviene conocer ciertos términos para entender las dietas bajas en sal:

  • sin sal o sin sodio implica < 5 mg por ración
  • muy bajo en sodio implica < 35  mg por ración
  • bajo en sodio implica < 140 mg por ración
  • reducido en sodio implica un 25% menos de sodio que la versión con sal
  • ligero en sodio implica un 50% menos que la versión del alimento con sal.
  • sin sal añadida implica que no se ha añadido sal durante el procesamiento del alimento.

Entre los alimentos más ricos en sodio natural destacan los de origen animal como la carne, huevos y lácteos, y los alimentos precocinados.

Las bebidas gaseosas contienen sodio como conservante, por ello debe limitarse su consumo. El agua de bebida también puede contener sodio, de hecho el 10% del sodio ingerido proviene del agua consumida.

 

Los pacientes que precisan dietas bajas en sal estrictas deben consumir agua con una concentración de sodio inferior a 50 mg/litro.

pirámide SENC 2019

 

El magnesio en el contexto de una dieta DASH tiene un papel hipotensor, recomendando su ingesta a partir de alimentos ricos como los frutos secos, los cereales integrales y las legumbres.

En dietas bajas en sal o bajas en sodio debe evitarse el consumo de:

  • carnes y pescados salados, ahumados y embutidos.
  • precocinados o extractos de carne o pescado.
  • pescados en conserva, precocinados o congelados.
  • mantequilla salada o quesos curados.
  • cereales precocinados, en biscotes, pastelería industrial, galletas o productos industriales de repostería.
  • verduras y hortalizas en conserva, precocinados o congelados listos para freir o en extractos.
  • aceitunas, frutos secos salados.
  • agua mineral con gas.
  • salsas preparadas, condimentos, enlatados o productos con conservantes que incluyan el glutamato monosódico.

dieta saludable

La decisión de seguir una dieta baja en sal es tuya, pero ahora no será por desconocimiento.