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La diabetes es una enfermedad crónica en la que la educación es clave para mejorar su pronóstico y evitar complicaciones. La educación para la salud es fundamental en el tratamiento de esta enfermedad, como sucede en la mayoría de las enfermedades crónicas no transmisibles (hipertensión arterial, dislipemia, obesidad y diabetes).

Explicar al paciente en qué consiste la diabetes no es sólo informar sobre su tratamiento y evolución. Supone explicar también cómo la dieta, la actividad física o los fármacos pueden ayudar a vivir con la enfermedad, en esto consiste la educación.

 

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La educación sanitaria de la población precisa de una Atención Primaria potente, implicada y capacitada en la formación y divulgación de esta enfermedad. También pretende que los pacientes estén mejor preparados para tomar decisiones y colaborar en la adherencia terapéutica, o lo que es lo mismo, en seguir las indicaciones terapéuticas necesarias.

La diabetes es una enfermedad crónica, y el autocuidado es necesario para ajustar el tratamiento dietético y farmacológico, cómo actuar ante complicaciones como una hipoglucemia, y otros cuidados necesarios respecto a prevenir la evolución a largo plazo.

Tanto el enfermero como el médico son clave para envejecer en salud y para educar al enfermo con diabetes. El éxito del tratamiento depende del trabajo conjunto de ambos para “empoderar” o dar herramientas de autogestión ante esta enfermedad, ya que la educación es muy compleja.

 

Cuando educamos no sólo transmitimos conocimientos. El hecho de que una persona escuche o lea información sobre salud no supone un proceso completo de educación. Sólo hay transmisión de información.

El nivel educativo de dicha persona, su edad, sus creencias al respecto de la enfermedad, o las experiencias que conozca de personas cercanas o que la hayan sucedido influyen de manera determinante. Incluso su estado de ánimo al leer estas informaciones.

 

 

Cuando se quiere promover un cambio de hábito o actitud, se precisa el conocimiento suficiente, pero también un aspecto afectivo sobre las experiencias y creencias o dudas al respecto. Con esto, podemos cambiar las actitudes frente a una enfermedad. En este caso sobre la diabetes, y para ello la educación es fundamental

Es importante que en la actividad grupal sobre diabetes tipo 2, la predominante en las personas mayores, se empiece hablando sobre la propia enfermedad y cómo se puede reconocer. Conocer los factores que influyen en su aparición y desarrollo, así como la importancia de los hábitos saludables, son fundamentales para que el paciente se conciencie con la enfermedad y tome el control de su evolución.

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Por supuesto, conocer el arsenal terapéutico y los tratamientos que se precisan mejoran la adherencia al tratamiento, es decir, la capacidad de seguir correctamente las pautas y recomendaciones indicadas.

La importancia de la dieta adecuada y la actividad física necesarias para una buena ​calidad de vida ayudará a vivir “con” la enfermedad pero no “para” la enfermedad. Este es el objetivo de la educación en diabetes y así se recoge en la prestigiosa revista Diabetes Care 2020.

 

 

Las complicaciones agudas como la hipoglucemia, y su adecuado reconocimiento por parte del paciente y sus cuidadores puede salvar vidas. Las complicaciones crónicas deben ser conocidas para hacer un seguimiento correcto y evitar o retrasar cuadros clínicos que pueden causar una alta morbimortalidad como las úlceras en el pie diabético, la nefropatía o la retinopatía diabética,…

Lo que se pretende es que el propio paciente tome sus propias decisiones y se involucre en el autocuidado, para lo cual la educación es fundamental para cambiar conocimientos y actitudes. Dicha educación no es únicamente centrarse en el diagnóstico, sino abordar todos los aspectos desde la prevención a reducir riegos de complicaciones por su evolución. No es algo puntual en el momento del diagnóstico sino que debe ser continuo y así debería ser ofertado en los centros de salud.

 

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Para terminar, no es el miedo el que se debe promover en el manejo de la diabetes sino la adecuada educación en torno a la enfermedad, con refuerzos positivos y ganancias de un buen control.