La depresión es una enfermedad frecuente y grave que afecta al estado de ánimo. Produce tristeza, ansiedad, trastornos del sueño y del apetito, ganas de llorar sin motivo y malestar de manera muy habitual. Suele asociar falta de interés para hacer cosas, así como anhedonía o falta de placer al realizar las tareas diarias o distintas actividades que previamente no producían dicho sentimiento. Nuestra alimentación puede ejercer cierta influencia en padecer depresión, ¿quieres saber por qué?.
Se estima que aproximadamente un millón y medio de españoles sufren cuadros de depresión cada año. El consumo de fármacos antidepresivos se eleva cada vez más en la factura de Farmacia de todos los sistemas sanitarios de las comunidades autónomas. Se convierte así en uno de los principales problemas que preocupa a los responsables de salud pública. La Organización Mundial de la Salud calcula que en 2030 la depresión será el primer problema de salud mental a nivel mundial.

Es conocido el dicho mens sana in corpore sano desde la época de los griegos. También se sabe que todo hombre es lo que come, según comentaba en el siglo XIX el filósofo alemán Ludwig Feuerbach abogando porque los individuos y sus mentes son resultado del entorno, y propuso una serie de alimentos para mejorar al ser humano.
La prevención de las enfermedades cardiovasculares mediante actividad física y una dieta saludable se ha convertido en un pilar fundamental para prevenir el cáncer o el infarto de miocardio, entre otras muchas enfermedades crónicas.
¿Cómo puedo saber si padezco depresión?
Una cuestión es que tengamos un mal momento, o que estemos tristes ante cuestiones de la vida diaria que se pueden entender como normales: la ruptura de la pareja, un mal resultado en el trabajo, la muerte de un familiar o amigo,…
Para saber si una persona padece depresión, debemos tener en cuenta que presentará habitualmente:
.- estado de ánimo decaído o depresivo la mayor parte del día, durante todos o casi todos los días.
.- una marcada falta de interés o placer al realizar tareas de la vida diarias, ocurriendo todos o casi todos los días y con todas las actividades que realiza en el trabajo, momentos de ocio o en la vida familiar.
.- puede presentar cambios en el apetito y el peso, lo que puede generar anorexia y pérdida de peso, o la ingesta compulsiva que ocasiona obesidad.
.- son frecuentes los cambios en el sueño o dificultad para dormir bien: despertares frecuentes, dificultad para iniciar sueño o descanso poco reparador.

.- es habitual que la persona esté más lenta al realizar tareas físicas o al pensarlas. En algunos casos puede ocurrir lo contrario, presentando inquietud o agitación psicomotriz.
.- es habitual que relaten pérdidas de memoria. Esto suele estar en relación con la falta de interés por las cuestiones que se le plantean, no las fija y por tanto no las puede memorizar. Esa pérdida de memoria no está en relación con ningún tipo de demencia como la Enfermedad de Alzheimer.
.- sentimiento de culpabilidad o de sentirse inútil.
.- disminución en la capacidad de pensar, concentrarse y tomar decisiones.
.- puede haber sentimiento de muerte recurrente con referencias expresas que se deben vigilar, sobretodo ante la existencia de ideas de suicidio que precisan valoración urgente por el psiquiatra.

Las personas con depresión se quedan más tiempo de lo normal en casa, se sienten cansados casi todo el día, controlan poco sus emociones por lo que lloran y se sienten irritables. Tienen dificultad para concentrarse y nada les divierte, dificultando la normal convivencia en su casa y en su trabajo. La afectación en la esfera social supone cambios que deben alarmar al que padece depresión, pero por su falta de interés por cambiar y mejorar, debe alertar a quienes conviven con él.
¿Por qué puedo padecer depresión?
Existen varios factores implicados en la depresión:
.- parece existir un componente genético y es frecuente encontrar una historia familiar en cerca de 1 de cada 4 personas que la padecen.
.- Factores endocrinológicos: ciertas enfermedades endocrinas pueden incrementar el riesgo de padecer depresión. Es el caso de la diabetes, el hipotiroidismo, la hiperprolactinemia o la enfermedad de Cushing con un trastorno en la producción de cortisol.
.- Factores psicológicos como ciertos trastornos de personalidad que ya vimos en su momento, con personas de rasgos neuróticos pueden tener una desazón constante que les genera más síntomas de depresión.

.- Factores sociales como experiencias vitales que implican mala relación con padres o hijos, con la pareja o en el matrimonio, personas que han sufrido abuso sexual o maltrato físico o psíquico tienen mayores posibilidades de caer en síntomas depresivos.
Ciertos neurotransmisores que se producen a nivel cerebral son fundamentales para mantener el estado de ánimo. Conviene conocerlos porque explican las bases bioquímicas de los tratamientos antidepresivos y de la posible influencia que los alimentos ricos en ellas pueden aportar. Se trata de la noradrenalina, la dopamina y el hidroxitriptófano.
Todos ellos influyen en el interés por hacer tareas, en la ansiedad e irritabilidad, en la motivación y la impulsividad, en el estado de ánimo y cognitivo, en las emociones y en el apetito sexual.
¿Cómo influye tu alimentación en la depresión?.
Hay varias líneas de investigación que estudian el abordaje de la nutrición y su relación con la depresión. El origen de esta enfermedad es multifactorial ya que intervienen causas biológicas, psicológicas, sociales y ambientales que interaccionan entre ellas.
A nivel biológico el papel del cortisol y su relación con el estrés continuo está bien documentado. Su regulación en sangre depende de otras hormonas que la frenan, y este mecanismo en la depresión se encuentra alterado. Como consecuencia de los valores elevados de las sustancias producidas se genera neurotoxicidad y atrofia neuronal de predominio en el hipocampo. Al mismo tiempo, se acumula grasa abdominal, alrededor de los órganos y aumenta la resistencia a la insulina favoreciendo la obesidad y la diabetes. En esta situación parece razonable pensar que la depresión y ciertas enfermedades cardiovasculares comparten mecanismos causales y factores de riesgo.

Otro mecanismo alterado en la depresión es el de las vías del sistema nervioso central conocidas como vías serotoninérgicas y noradrenérgicas. Esta vías dependen de sustancias conocidas como monoaminas importantes en el tratamiento farmacológico para restablecer los niveles adecuados de las mismas en sangre. Sólo reponiendo los niveles es posible que en las uniones ente nervios o sinapsis exista la cantidad adecuada de neurotransmisores.
Para elaborar dichos neurotransmisores es necesario tomar aminoácidos esenciales que el organismo no puede fabricar, sino que debe conseguirlos mediante los alimentos, como sucede con el triptófano presente en:
- Carne (sobre todo pavo y pollo) y pescado azul (salmón, atún…).
- Huevos, sobre todo en la yema.
- Lácteos.
- Plátano, banana, piña, aguacate y ciruela.
Pero también son necesarios otras sustancias como la tirosina presente en carnes, pescados o lácteos; o la glutamina presente en los lácteos como la leche, quesos frescos, yogur; carnes rojas, pescados y huevos, además de vegetales como la lechuga, col y rúcula también son ricos en esta sustancia.
El calcio, cinc o selenio, el ácido fólico y las vitaminas del grupo B que son esenciales en procesos cerebrales necesarios para su correcto funcionamiento y puedes encontrarlos en una dieta saludable y equilibrada fundamentada en verduras, carnes, hortalizas y legumbres.
Algunos estudios demuestran que los ácidos grasos omega-3 del pescado azul, por ejemplo, inhiben las respuestas inflamatorias a nivel neuronal por lo que su aporte adecuado es fundamental.
Pero la población no ingiere nutrientes aislados o vitaminas, sino que ingiere alimentos. Con combinaciones de micro y macronutrientes que aconsejan seguir una dieta saludable desde los primeros años para evitar la obesidad infanto-juvenil, hasta los últimos para conseguir un envejecimiento saludable.

De los 3 patrones dietéticos más estudiados (dieta mediterránea, dieta saludable o healthy diet y la dieta occidental) la más recomendable es la dieta Mediterránea. Más que un patrón de dieta es una patrón de estilo de vida con una base de equilibrio mental y social, ejercicio físico y consumo de alimentos frescos. En relación con la depresión, el consumo de frutas, verduras, legumbres, aceite de oliva y frutos secos, con un consumo moderado de alcohol parece disminuir las probabilidades de padecerla.
Obviamente el tratamiento de la depresión precisa los fármacos que te indique tu médico, y tiene como objetivos:
.- minimizar los síntomas del episodio agudo
.- recuperar la capacidad funcional del individuo
.- mejorar la calidad de vida del enfermo y prevenir recurrencias o recaídas.

Aunque las dificultades metodológicas de los estudios analizados y la gran variabilidad de los estudios que se realizan a diario dan resultados favorables al consumo de ciertos alimentos, los beneficios que aporta para la salud física y mental debe animarnos a seguir este patrón de dieta o estilo de vida Mediterráneo independientemente de donde vivas. ¿Y tú qué vas a hacer?.
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