La densitometría ósea o absorciometría de rayos X de energía dual es el estudio de referencia que evalúa la densidad mineral ósea. De forma rápida, la densitometría envía rayos X de dos tipos de energía hacia el hueso, el cual absorbe esta energía y la concentración de esta absorción en un área establecida es lo que se define como densidad mineral ósea.
Para que sea fácil de entender, mientras más hueso o contenido mineral exista en un área determinada, mayor absorción habrá y los valores serán considerados como normales. La densidad mineral ósea se expresa en g/cm2, pero la realidad es que el resultado que se utiliza en la práctica clínica es la conversión de la densidad mineral ósea al puntaje T.
Esto se hace comparando los valores del paciente con los de una población de personas jóvenes del mismo sexo y etnia. Mientras la densidad mineral ósea medida se aleje más de la media de esa población (expresado como desviaciones estándar), se considera que hay una menor densidad mineral ósea y el puntaje T será negativo (ejemplo, -1,8).
El puntaje T negativo correlaciona bien con el riesgo de fracturas en especial en la población de mujeres posmenopáusicas, y por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud considera que aquellos pacientes que se encuentran a menos de -2,5 desviaciones estándar tienen un nivel de densidad mineral ósea en el rango de osteoporosis.
Aunque no hablaríamos de osteoporosis, quienes presentan una densitometría entre < -1,5 y > -2,5 se clasifican como osteopenia, pero también pueden precisar tratamiento para reducir el riesgo de fractura y tener un envejecimiento saludable.
Si bien la densitometría puede hacerse en casi todos los huesos del organismo, lo habitual es hacerla a nivel del cuello femoral, cadera total, columna lumbar entre la vértebra 1ª lumbar y la cuarta, tanto para el diagnóstico como tratamiento de los pacientes con osteoporosis. Si se realiza en varios huesos, se clasifica con el valor más bajo encontrado en alguno de estos sitios.
¿Quién debe realizar una densitometría?
La densitometría debe pedirse a todas las mujeres mayores de 65 años, hombres mayores de 70 años, o personas más jóvenes pero con factores de riesgo para fractura.
Estos factores de riesgo son la inmovilización prolongada, demencia, uso crónico de corticoides, enfermedades inflamatorias, así como quienes hayan tenido una fractura de fragilidad.
Unos aspectos de hábitos de vida saludable imprescindibles para no padecer osteoporosis ni osteopenia implican consumir leche y derivados en cantidades adecuadas, tomar el sol y hacer actividad física.
En la interpretación de la densitometría es necesario tomar en consideración que algunos cambios estructurales del esqueleto, como fracturas previas, osteofitos u otros cambios osteodegenerativos típicos de la osteoporosis, pueden generar un falso negativo. Y ¿por qué?, pues porque incrementan los niveles de densidad mineral ósea y por tanto del puntaje T.
Otro aspecto clave para el clínico es conocer que la medición de la densitometría ósea posee variabilidad, es decir, pueden existir diferencias en los valores de densidad mineral ósea no relacionadas a la patología per se, sino a los aspectos técnicos de medición como el movimiento del paciente.
Por este motivo, una recomendación práctica es pedir que siempre que sea posible se realice el estudio de seguimiento en el mismo lugar y en la misma máquina que la anterior.