Demencia: cómo detectar sus síntomas y saber si puede tratarse de demencia tipo Alzheimer. ¿Qué podemos hacer como cuidadores?. ¿Cómo podemos reducir la ansiedad cuando se cuida a un familiar que hace cosas que antes no hacía?. Ahora con frecuencia se olvida de hacer cosas que hacía perfectamente, repite preguntas continuamente, olvida las llaves, deja el gas encendido, incluso se ha perdido o desorientado en alguna ocasión. Vamos a intentar, sin caer en la tristeza, responder a algunas dudas comunes, conocer y comprender esta enfermedad que puede llegar a causar un gran trastorno a quien la padece y a quienes le rodean. De esta manera, esperamos contribuir al mejor cuidado de quienes padecen demencia Alzheimer.
La Enfermedad de Alzheimer es una gran conocida en general por el público. Ya sea porque tiene algún familiar o porque conoce personajes famosos que le han dado visibilidad (Adolfo Suárez, Pasqual Maragall, Eduardo Chillida, Gabriel García Márquez entre otros). La afectación lenta y progresiva de las neuronas ocasiona su muerte sin reparación, y esto explica la aparición de sintomatología en la que predomina la pérdida de memoria.
Es triste conocer a alguien lleno de vitalidad que poco a poco va perdiendo la memoria y su identidad, hasta quedar a merced del cuidador. Las células nerviosas se pierden, y aparecen unos ovillos fibrilares o placas neuronales que pueden detectarse en ciertas pruebas complementarias. Aunque no nos engañemos, su diagnóstico definitivo es anatomopatológico, es decir, cuando se hace un estudio del cerebro al microscopio. Todavía no hay una prueba definitiva para su diagnóstico en vida: la historia clínica y ciertas pruebas complementarias que descarten otras causas de demencia nos dan con alta probabilidad su infausto diagnóstico.
La Enfermedad de Alzheimer fue descrita por primera vez en 1906 por Alois Alzheimer, un médico alemán que describió una serie de síntomas similares a una psicosis de personas jóvenes pero en pacientes mayores.
Es la causa más frecuente de demencia en el mundo, conjuntamente con la de origen vascular, que tiene mucho que ver con factores de riesgo cardiovascular como la diabetes, las dislipemias o elevación del colesterol en sangre, la hipertensión arterial o el consumo de tabaco, por lo que controlar la diabetes, y demás factores, así como dejar de fumar no sólo disminuyen el riesgo de cáncer sino que reduce el riesgo de demencia.
En el caso de la Enfermedad de Alzheimer el deterioro suele ser más lento y progresivo que en la de causa vascular. Cualquiera de los dos tipos de demencia pueden ocasionar una gran mortalidad y morbilidad que ocasiona incapacitación y necesidad de terceras personas para la vida diaria.
¿Cómo sospechar si algún familiar o amigo padece Alzheimer?
Las personas mayores envejecen, y tienen fallos de memoria normales por la edad, es lo que se conoce como trastornos de memoria asociados a la edad en las que no se altera la realización normal de las actividades de la vida diaria. La Enfermedad de Alzheimer no es consecuencia del envejecimiento, si bien la edad es el principal factor de riesgo de la misma. En ella, las alteraciones mentales asociadas pueden alterar la vida normal. La presencia de ansiedad, depresión, sentirse triste, el uso de determinados medicamentos o la concomitancia de enfermedades pueden alterar el proceso de memorización y aparentar un déficit de memoria.
La aparición del Alzheimer suele seguir unos estadios o fases que van avanzando si no hay algún otro factor que interfiera. Al principio, los cambios pueden pasar desapercibidos e incluso la propia persona tiene recursos para evitar que sean visibles. Este recurso suele ser más empleado por personas con un nivel educativo más alto.
El fallo cognitivo más frecuente suele ser el de la memoria a corto plazo. Se olvidan de cosas que acaban de hacer pero recuerdan datos de hace tiempo. Suelen hacer preguntas recurrentes en exceso, tienden a olvidar datos recientes y que nos pueden llamar la atención porque siempre los manejaba con facilidad. Pueden tener dificultades para encontrar una palabra concreta y por su riqueza cultural, la cambian por otra palabra similar. Sus conversaciones suelen centrarse más en el pasado, ya que la memoria a largo plazo es la última en fallar. Suelen tener cambios bruscos de humor, presentan dificultades para comprender instrucciones complejas, pueden tener dificultades para orientarse en sitios habituales, colocan las cosas en lugares inadecuados o dejan de hacer cosas que habitualmente realizaban. Llama la atención que dejan de hacer actividades cotidianas y aparece dificultad para el manejo del dinero o de las cuentas.
¿Qué consejos podemos ofrecer cuando alguien se sospecha que padece Enfermedad de Alzheimer?
Para confirmar que un familiar o amigo padece la demencia tipo Alzheimer, lo primero que debemos hacer es confirmar el diagnóstico de demencia. Para este diagnóstico, a veces el médico de familia realiza unas exploraciones, hace unas preguntas dirigidas y tras valorar la medicación y la situación funcional del paciente puede llegar al diagnóstico de presunción (ya hemos comentado que el diagnóstico exacto, sólo puede hacerse al realizar un estudio del cerebro que no siempre está indicado). Estos casos que se comentan son cuadros muy avanzados donde el tratamiento poco va a poder aportar al enfermo, y no estaría indicado hacer estudios avanzados.
En la mayoría de los casos de Enfermedad de Alzheimer, casos de inicio de síntomas o moderados conviene hacer unas pruebas complementarias y valorar la interconsulta con un neurólogo o Psicogeriatra para solicitar pruebas de imagen del cerebro (Resonancia Magnética Nuclear o RMN, o la Tomografía Axial Computerizada o TAC).
Estas pruebas no sólo ayudan a descartar otras causas de demencia sino que pueden orientar de manera razonable al diagnóstico de presunción.
Por desgracia, incluso con los fármacos más novedosos la progresión de esta enfermedad continúa pero podemos retrasar dicho avance. No existe una analítica sanguínea ni un marcador específico en sangre, en líquidos cerebrales como el líquido cefalorraquídeo ni signos en pruebas de imagen que nos pueden dar un diagnóstico exacto. De todos modos, conviene realizarlos para descartar otras enfermedades que pueden causar síntomas similares, algunas de las cuales aplicando el tratamiento adecuado pueden llegar a curar: el déficit de hormonas tiroideas, el déficit de vitamina B12 u otras vitaminas, la depresión. No se debe minusvalorar el efecto que ciertos medicamentos pueden causar sobre las capacidades cognitivas de los mayores y que pueden ocasionar síntomas muy parecidos al de una demencia.
Es necesario indicar pruebas cognitivas basadas en escalas que valoran distintos aspectos como el cálculo, la lectura y comprensión lectora, la orientación, la memoria a corto, medio y largo plazo,… De ahí que no sólo se empleen estos exámenes neuropsicológicos, sino que también sea importante entrevistar a los familiares o cuidadores. Ellos pueden dar matices o versiones de aspectos que el propio enfermo no recuerda o intenta evitar o disfrazar. De esta manera podemos estimar la evolución de los síntomas y valorar cuándo se iniciaron además de informar de su progresión y la repercusión social que pueden tener.
Y si tengo a un familiar con Enfermedad de Alzheimer, ¿cómo debo actuar?
El papel del cuidador de un enfermo con esta patología es fundamental. No sólo por el esfuerzo físico y mental de su cuidado, sino por la implicación que supone cuidar a alguien que no precisaba hasta ahora cuidados y al que estás unido emocionalmente. No es fácil, no. Los cuidados realizados por profesionales pueden ser necesarios en ciertas ocasiones en los que la familia se siente superada por la situación. El familiar que es cuidador de estos enfermos puede presentar síntomas de ansiedad, depresión, angustia, cansancio, tristeza, miedos, inseguridad en lo que realiza, irritabilidad, insomnio, en definitiva, síntomas que pueden entenderse dentro del “síndrome del burnout del cuidador” y que tiene su tratamiento al que le dedicaremos un post específico.
Las bases del cuidado de cualquier enfermo, incluido el que padece de Enfermedad de Alzheimer deben basarse en el respeto y la dignidad. Por eso es importante que con las limitaciones que puedan tener, se sientan y estén incluidos en la vida familiar, sin estar aislados e ignorados.
La comunicación con ellos debe ser adecuada a sus limitaciones: hablar de frente, con voz clara, despacio, ayudándoles y dándoles tiempo para que se expresen o encuentren la palabra adecuada, con frases cortas y con un único mensaje por frase les puede ayudar a entendernos mejor. Aunque pueden llegar a exasperarnos, no conviene discutir cuando se obcecan en no realizar algo. Puede ayudar postponer la tarea más tarde cuando se hayan olvidado de lo que estaban haciendo.
Existen programas de apoyo a los cuidadores y asociaciones de enfermos y familiares que pueden ofertar ayudas para el cuidado del enfermo y de su entorno. Al principio con ayudas puntuales puede ser más llevadero cuidar al familiar en su propio domicilio. Evidentemente si presenta trastornos de conducta o precisa ayudas en las actividades básicas de la vida diaria de difícil manejo en el domicilio, es el momento de pensar en centros especializados donde un equipo de profesionales dirige los cuidados necesarios y prevé complicaciones que inexorablemente aparecerán.
Cuando las capacidades cognitivas y del autocuidado se van deteriorando, conviene valorar un aspecto al que se le tiene miedo, pero que se hace en beneficio del propio enfermo y de sus bienes: la incapacitación legal. Quien decide el inicio suele ser la familia pero quien declara el tutor legal de estas personas es el juez tras un proceso en el que se hace una valoración pericial.
¿Qué síntomas tiene un enfermo de Alzheimer en las fases iniciales?
La principal alteración en las fases iniciales son trastornos de memoria a corto plazo, preservando los recuerdos más antigüos:
.- dificultad para recordar conversaciones recientes o lo que hizo esa mañana o el día anterior
.- dificultad para recordar el día de la semana o el día del mes
.- dificultad para aprender cosas nuevas y tomar decisiones adecuadas
.- cierta dificultad para el manejo del dinero
.- cierto aislamiento social o rechazo a realizar actividades sociales que antes realizaba, consciente de sus fallos de memoria pero que no comenta
.- puede existir cierto grado de apatía o embotamiento afectivo
.- dificultad para hacer tareas cotidianas como la comida o al realizar una compra adecuada
.- en el trabajo el rendimiento decae y es llamativa su falta de productividad
.- suelen perder cosas o dejarlas en sitios poco habituales
.- en ocasiones pueden llegar a desorientarse en lugares conocidos de manera ocasional pero no de maner frecuente, ya que en este caso estaríamos en una fase más avanzada.
¿Qué síntomas tiene un enfermo de Alzheimer en fases moderadas o intermedias?
Además de perderse con frecuencia en sitios conocidos suelen presentar:
.- ideas inadecuadas con enfados inapropiados y desconfianza cuando se les explica que están en un error
.- deambulación errática en casa, de noche o fuera de casa con desorientaciones y pérdidas frecuentes
.- repetición constante de palabras, dichos o preguntas sobre temas que ya conocen o que se les supone que conocen, como hacer la comida por ejemplo.
.- alucinaciones auditivas o visuales, confundiendo caras de conocidos o familiares
.- en ocasiones, pueden presentar una conducta social inapropiada de carácter sexual, o incluso violenta. Aparece cuando las lesiones de la enfermedad afectan más en la zona más frontal del cerebro. estos obliga en ocasiones que precisan medicamentos concretos para estar relajados, y en casos de peligro para su propia integridad física precisan medidas de contención física que aunque no son deseables, a veces se hacen inevitables.
.- suelen precisar ayudas en las actividades básicas de la vida diaria como el baño, el aseo, vestido,…
.- tienen dificultad para escribir o leer, aspecto que dominaban perfectamente hasta hace un tiempo
.- no reconocen a familiares ni amigos
¿Qué síntomas tiene un enfermo de Alzheimer en fases avanzadas?
En las fases más avanzadas la persona suele estar encamada, hacer vida cama-sillón y precisar un alto nivel de cuidados. Es frecuente que presenten:
.- incapacidad para comunicarse
.- incapacidad para reconocer personas u objetos, e incluso para mencionarlos, es decir, no son capaces de hablar aunque pueden emitir sonidos
.- escasa o nula colaboración en su propio autocuidado
.- dificultad para tragar adecuadamente, lo cual supone alto riesgo para que sufran broncoaspiraciones o infecciones respiratorias
.- incontinencia urinaria y/o fecal por lo que precisan absorbentes.
Aún en las fases más avanzadas, los enfermos de Alzheimer siguen mereciendo respeto y dignidad en sus cuidados y en el trato que precisan y no sólo ofrecerles una alimentación saludable.
Esperamos que este post os haya resultado de interés y sirva para conocer un poco más esta enfermedad en la que el principal factor de riesgo es la edad.
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