Siempre hay alguien designado para hacer la compra en el hogar y, al ser el principal suministrador de alimentos, debe tener en cuenta que el resto de la familia pone en sus manos su salud cardiovascular. Estos son unos consejos para hacer una compra saludable.
Después, cada uno será consciente de utilizar o no el salero, llenar más o menos los platos, beber más o menos agua o bebidas azucaradas,..
1/ Acostumbrarse a leer el etiquetado de los productos que compramos: este sencillo hábito puede aportarnos muchos beneficios, ya que nos hace conscientes en la elección de productos bajos en azúcares refinados, grasas saturadas, grasas trans y sal.
Que la etiqueta indique que el producto es “Sin azúcar” o “Sin grasa” no quiere decir que no tenga nada de azúcar o de grasa, sino que se trata de un alimento que no contiene más de 0,5 g de azúcar por cada 100 g de alimento o que aporta menos de 0,5 g de grasa por cada 100 g de producto.
2/ Los alimentos crudos que se consumen a diario deben ser tantos como los que se consumen cocinados, y se recomienda que una de las dos comidas principales del día sea cruda y la otra cocinada. Esto influye directamente en la compra saludable que tenemos que hacer: tendremos que incrementar la compra de verduras y hortalizas, para que conjuntamente con las frutas, se consuman 5 raciones diarias en su conjunto.
Comprar productos de temporada es una sabia decisión porque no sólo suelen tener mejor relación calidad-precio, sino que además se encuentran en el momento óptimo de madurez para su consumo, con todo su sabor y sus vitaminas.
3/ Elegir el tipo de grasas de los alimentos consumidos, ya que además de saber que la cantidad diaria de alimentos ricos en grasas no debería superar un tercio de la ingesta total, conviene recordar que no todos los tipos de grasas son iguales.
Los ácidos monoinsaturados y los poliinsaturados (Omega 3 y 6) son beneficiosos para el organismo mientras que las grasas trans y las saturadas son las más perjudiciales.
4/ Consumir alimentos con pocos azúcares: la mayoría de los productos manufacturados contiene azúcares, generalmente de absorción rápida, por lo que debemos fijarnos en el etiquetado.
La frase “Sin azúcares añadidos” significa que el producto contiene azúcares naturales, y no sólo que no contiene ningún azúcar. Éstos pueden elevar los niveles de azúcar en sangre y ser perjudiciales para la salud, sobre todo en diabéticos.
Además, hay que tener en cuenta que el 75% del azúcar está “invisibilizado” en los alimentos procesados como tomate frito o caldo de pollo.
5/ Debe reducirse el consumo de sal por debajo de 5 gramos diarios, que es la recomendación de la Organización Mundial de la Salud. En España, el consumo medio diario de sal medio está en torno a 9,8 gramos de sal al día, casi el doble de lo recomendado.
Para que os hagáis una idea: una cucharadita de sal sería la cantidad ideal para todo el día. Conviene leer los etiquetados y tener en cuenta que muchos de ellos incluyen la cantidad de sodio, no de sal, por lo que para calcularla basta con saber que 2 gramos de sodio equivalen a 5 de sal.
6/ ¿Qué pasa cuando llegamos a casa con la compra y tenemos que preparar la comida?
Resulta interesante conocer el método del plato: si dividiéramos un plato en tres porciones de forma que una de ellas ocupara la mitad, y las otras dos un cuarto de plato cada una, tendríamos que rellenar esa mitad con verduras y hortalizas, un cuarto con proteínas (carne, pescado, huevos, legumbres…) y otro cuarto con hidratos de carbono como pasta, arroz o pan.
Esta misma regla podría aplicarse a nuestra cesta de la compra, llenando la mitad de ella con verduras y hortalizas, un cuarto con proteínas y otro cuarto con hidratos de carbono como los señalados.
¿Qué os parece? ¿Tenéis en cuenta estos datos cuando hacéis la compra?
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